El valor incalculable de Suárez

Suárez demuestra su olfato goleador

Suárez demuestra su olfato goleador / AFP

Gerard López

Gerard López

Tres partidos en una semana que el Barça ha solucionado con tres victorias, las cuales han sido encarriladas todas gracias a un sensacional Luis Suárez. Contra el Getafe abrió el marcador tras un pase de Marc-André Ter Stegen cuando el cuadro local tenía al Barça contra las cuerdas, contra el Inter se sacó de la nada un gol de volea con los italianos bailando al Barça y luego estableció el tanto de la victoria tras un control sensacional, contra el Sevilla se inventó un remate de chilena... ¡con la izquierda! para acabar con el dominio andaluz.

Luis Suárez  ha marcado cuatro goles en los últimos tres partidos, todos ellos de una belleza extrema. Tan bonitos como decisivos.

Y esto llega después de que el Camp Nou le pitara cuando fue sustituido contra el Villarreal, quizás recordándole su irregular inicio de curso o su operación a la que se sometió a final de la pasada temporada. Ese gesto, que derivó en la ausencia en la final de la Copa del Rey y su presencia en la Copa América, descontentó a la afición.

Una actitud ejemplar

Sea como sea, es un jugador diésel, al que le cuesta arrancar, que sufre hasta encontrar el momento físico adecuado... hasta que aparece la chispa. Su edad y sus problemas en las rodillas tampoco ayudan pero, esté como esté, Suárez nunca se tira del barco, nunca baja los brazos. Me consta que tenía dolores agudos en la rodilla, pero pese a ello se sacrificó para ayudar al equipo. A Suárez no se le puede discutir su compromiso.

Es una actitud que muy pocos jugadores exhiben y eso hace que su valor sea incalculable, tanto a nivel ofensivo como defensivo. Por su forma de vivir los partidos, por ser un incordio para las defensas rivales, ningún central se puede relajar si sale con la misión de frenarle.

A esto hay que sumarle que es un killer, que saca petróleo de la nada. Y como ejemplo, un botón: su gol contra el Inter llegó en la primera media oportunidad que tuvo el Barça y su gol contra el Sevilla no fue ni una ocasión.

Hoy si alguien me dejara escoger entre uno de cualquiera de los delanteros centros que hay en el fútbol europeo, no dudaría en escogerle a él como el mejor. Ni Benzema, ni Lewandowski ni Piatek ni nadie. Mi primera opción es la de Luis Suárez. Es el mejor del mundo. Y lo acaba de demostrar. Ante la falta de definición del Inter o del Sevilla, el ‘9’ del Barça demostró todo lo contrario.

Falta de memoria

Otra cosa que me mosquea es la falta de memoria de muchos de nosotros. No me parece justo las críticas recibidas por un jugador que lo deja todo en el campo. Una cosa es que baje los brazos y que no marque un gol, pero otro caso muy diferente es el suyo.  No se le puede discutir porque un día no marque porque lo da todo. 

Suárez ha sacado al Barça de más de un problema porque si bien se aprecia que en el equipo hay brotes verdes, especialmente en el centro del campo con Arthur y De Jong, atrás, en defensa, todavía hay mucha fragilidad defensiva. Los rivales llegan con relativa facilidad que no materializan por la actuación de Ter Stegen, sensacional, o por el desacierto de los delanteros rivales (De Jong).

Esta endeblez defensiva provoca que los resultados logrados hasta ahora sean un poco engañosos. Los goles de Suárez han dado tranquilidad al equipo, que ya es segundo; ahora lo que toca es subir el nivel de juego y evitar que el camino hasta la portería de Ter Stegen sea tan fácil para los adversarios. Hay tiempo.