Sobre la sucesión en los banquillos (y la huella del que marcha)
Ahora que empiezan a moverse los banquillos, hay una cosa de la sucesión (del fútbol y de la vida) que siempre me sorprendió. El que sale no se habla con el que entra o, mejor dicho, el que entra no cree necesitar nada del que sale. Y así, por cosas del orgullo y porque no se estila, se pierde por el camino un montón de información que puede ser válida o no pero que es producto del mismo proceso que luego se pondrá en práctica y del que tanto gusta presumir (con razón). Hace poco puse al teléfono a un entrenador saliente de un gran club europeo con uno que entraba. “Hombre, no es lo normal”, me dijeron cuando lo propuse.
Muchas de las cosas de las que el nuevo preparador fue advertido, se confirmaron al poco de aterrizar. Pero al menos ya venía advertido. En otra ocasión, intenté lo mismo y no salió porque el que llegaba quería aprender a su propio ritmo, hacer un ‘borrón y cuenta nueva’. Solo que poco después, apartó del equipo al mismo que ya estaba apartado antes. En el Liverpool se hacían las cosas de otra manera. El que sustituía al que marchaba era uno de los miembros del cuerpo técnico.
Así que se lo sabía todo de todos, incluyendo del que salía, claro. Si habían hecho bien su labor, el nuevo ‘boss’ aparcaba poco a poco su recién adquirida autoridad en huecos que ocupaba el que marchaba. El problema ahí era otro: no es nada fácil abandonar el poder. Cuando a Bob Paisley se le propuso reemplazar al legendario Bill Shankly, aquel le dijo al presidente: “conozco a Bill, querrá volver o estar en todo. Hay que impedirle que acceda a los entrenamientos y a los partidos”. Así se hizo. Seis meses después, Shankly, desconsolado, quiso hacer algún entrenamiento y se le impidió, con mucha educación, la entrada a la ciudad deportiva. Incluso a veces el que sale se asegura que todo quede un poco peor.
Alex Ferguson decidió su sustituto de una lista que creo él y que contaba con Mourinho y Guardiola. David Moyes fue el escogido: si vas a escoger, ¿irás a por el que puede empequeñecer tu currículum? El club se dio cuenta y le alejó de la toma de decisiones. Jose Mourinho utilizó a sus amigos y espías (el doctor, Materazzi) para desmejorar el reinado de Rafa Benítez. No hay solución fácil a la marcha de una gran leyenda o alguien que ha llevado el club a grandes cotas, se llame Javi Calleja, Vicente Moreno o Arsene Wenger. Pero me da que lo mejor es que pase el rato, como el abuelo en las ciudades, en otras obras.
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