Messi vive otro verano muy especial

Laporta y Messi tras la final de la Copa del Rey

Laporta y Messi tras la final de la Copa del Rey / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Messi está viviendo, por segundo año consecutivo, un verano muy especial. Si en 2020 sufrió la enésima debacle blaugrana en la Champions y protagonizó su frustrado intento de abandonar el Barça a través de un burofax, en este 2021 sigue pendiente de su futuro, pero con unas sensaciones, afortunadamente, muy diferentes. La renovación del crack argentino (que, recordemos, está libre tras acabar su contrato el 30 de junio) está a punto de culminarse. Probablemente se hará oficial cuando regrese de sus merecidas vacaciones, a principios de agosto. Unas vacaciones que Messi está disfrutando más que nunca, en un lujoso hotel de Miami, rodeado de su familia, después de haber logrado uno de sus grandes objetivos deportivos y vitales: ganar un título con Argentina. Conquistar la Copa América ha sido, para el mejor futbolista del mundo, una liberación emocional. El fútbol estaba siendo injusto con Messi porque el éxito se le resistía con su selección. Tras ese triunfo histórico ya sueña, incluso, con el Mundial de Catar del 2022. Sería la culminación perfecta de la carrera del jugador más grande de todos los tiempos.

Pero más allá de la euforia desatada con esa victoria con Argentina, Messi también se siente ilusionado con el nuevo Barça que está construyendo Laporta. Y no solo por el fichaje de su compatriota y gran amigo Kun Agüero. El capitán blaugrana ha renovado su confianza con el club gracias a la sintonía personal con el presidente… nada que ver, por supuesto, con la situación de tensión y reproches que padeció en la última etapa de Bartomeu. Messi ha demostrado su compromiso con el Barça renunciando a casi la mitad de su salario, despreciando ofertas económicas mucho más atractivas. Es culé y quiere colgar las botas en la élite jugando en el Camp Nou. Y cree en el proyecto que liderará Koeman. Sinceramente. Por eso está dispuesto a implicarse al máximo, siendo un ejemplo en el campo, en el vestuario y en los despachos. Un Messi involucrado y responsabilizado es una garantía de éxito.