Los equipos de Conte siempre exigen

Antonio Conte, entrenador del Inter de Milán, en un momento de la rueda de prensa de este martes

Antonio Conte, entrenador del Inter de Milán, en un momento de la rueda de prensa de este martes / VALENTÍ ENRICH

Jordi Costa

Jordi Costa

Puede que el Barça venga de encadenar victorias por primera vez en lo que va de curso, y con ello recuperado parte de su autoestima, pero conviene no distraerse con disputas internas ante la visita de un Inter que nada tendrá que ver con el rival inferior al que se enfrentó en la liguilla de la temporada pasada.

Seguro que en eso pensaba Valverde cuando le preguntaron ayer si se siente un equilibrista y si detecta falta de unidad. Centrarse, remar todos para el mismo lado y evitar polémicas de orígen interno fue la receta del Txingurri, hoy por hoy acaso el único miembro del club -incluyendo vestuario y palco- que tiene la buena marcha del equipo como prioridad.

Por suerte, el técnico sí que está a lo que tiene que estar, de modo que la referencia que utiliza para enfrentarse al Inter no es la del equipo neroazzurro de hace un año -entrenado por Spalletti- sino el Chelsea de hace dos temporadas, dirigido por Conte. Aquella eliminatoria cayó del bando blaugrana en el Camp Nou por obra y gracia de Messi, tras un afortunado empate en Stamford Bridge en el que Valverde tuvo tanta miedo del poder físico de los ingleses que acabó incrustando a Paulinho en la banda derecha para contener a los carrileros ingleses. De aquel ejercicio de desnaturalizar a su equipo en ataque, debe salir la lección para hoy

El actual Inter de Conte es, como aquel Chelsea, ritmo, intensidad e ida y vuelta, el peor escenario para un Barça que intenta ahorrarse los esfuerzos y que sufre cuando se le exige. Tras casi una década -desde el triplete de 2010- dando vueltas en círculo, el Inter se ha reforzado con criterio este verano. Con la experiencia de Godín atrás, con la creatividad de Sensi en la zona ancha, y con Lukaku -hoy ausente- y Alexis Sánchez en la delantera, pero el mayor acierto lo han tenido con la elección del banquillo. A veces acusado de defensivo por su apego al dibujo de tres centrales, Conte logra que sus equipos trasladen su personalidad al césped, probablemente el mejor elogio que se puede hacer de un entrenador, y así se explica que estén plantando cara a la Juve en la Serie A.

Al Barça le toca hoy imponer su personalidad. Apoyándose en el trío Busquets-De Jong-Arthur para instalarse en campo contrario pero, a diferencia de Dortmund, necesitará apretar arriba y tener las líneas juntas para que el Inter no le obligue a correr hacia atrás. Todo lo que se salga de este guion implicará una noche difícil y que la suerte del grupo se complique.