Laporta necesita un segundo milagro

Laporta dirigiéndose a los Senadores del FC Barcelona

Joan Laporta presentará Barça Vision este miércoles / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Laporta ganó las elecciones de 2021 gracias a su carisma y por saber alimentar el recuerdo de un pasado glorioso. Cuando regresó al que fue su despacho presidencial durante siete años (los mejores, por cierto, de la historia del Barça) no tardó en asimilar la magnitud de la tragedia. El club estaba al borde de la quiebra. En estado de colapso. Y con una triple crisis económica, deportiva e institucional gigantesca.

Laporta solo tenía, entonces, dos opciones. La primera era ser prudente y apostar por una política conservadora con el objetivo de ir pagando la deuda y recuperar, lentamente, el equilibrio financiero. Era una postura legítima, defendida incluso por algunos de sus compañeros de junta, que, sin embargo, implicaba renunciar a tener un equipo competitivo porque no se hubieran podido acometer grandes fichajes como los de Lewandowski o Koundé.

¿VALIENTE O INCONSCIENTE?

La otra alternativa era más arriesgada (inconsciente, dicen algunos) y pasaba por apostarlo todo a poner en marcha el círculo virtuoso 2.0, aunque eso significara tirar de palancas y endeudar todavía más al club... con la esperanza de que llegaran los títulos y la resurrección de la entidad. Laporta, lógicamente, apostó por ser valiente (insensato, aseguran otros) y sacó dinero de donde no lo había para construir un equipo que ha conquistado brillantemente la Liga y que debe ser la base de un gran proyecto. 

Laporta conoce mejor que nadie a los socios del Barça, conecta a la perfección con los aficionados, y sabe que los culés no habrían soportado dos o tres años de travesía en el desierto. Había que ganar títulos desde el primer momento. Para conseguir la estabilidad necesaria para seguir creciendo. Para empezar a visualizar un futuro triunfal. Para recuperar el orgullo y la ilusión. Se consiguió y ahora el reto de este verano es mejorar aún más la plantilla para poder competir también en la Champions.

SIN 'FAIR PLAY'

Desgraciadamente, sin ‘fair play’ para grandes fichajes será muy difícil. El club sigue luchando contra esa losa que son los salarios desproporcionados (aunque ya no están Messi, Griezmann, Piqué, Busquets, Jordi Alba... y se está negociando la rescisión del contrato de Mirotic) y haciendo malabarismos para poder inscribir futbolistas. Ya se habla de que los directivos tendrán que presentar un aval personal (como hicieron la temporada pasada el propio presidente y el tesorero Ferran Olivé) para conseguir algo más de margen.

Las circunstancias no son las mejores. Pero Laporta está dispuesto a obrar un segundo milagro. Lo necesitará para acallar las críticas de aquellos que aseguran que el Barça está hoy peor que hace dos años...