El Kaiser de Michoacán, eterno

Márquez, que cuajó grandes años en el Barça, se une al selecto club de jugadores con cinco Mundiales disputados

Márquez, que cuajó grandes años en el Barça, se une al selecto club de jugadores con cinco Mundiales disputados / SPORT

Rubén Uría

Rubén Uría

Después del terremoto 7.5 en la escala de Richter que supuso la famosa fiesta del Tri, México apretó los dientes, golpeó a Alemania, la campeona del mundo, y firmó un partido épico. Entre el planteamiento perfecto del profe Osorio – primer tiempo presión alta e intensidad, segundo repliegue intensivo, ya sin aire- y la ejecución espectacular de sus hombres, de Herrera a Lozano pasando por Layún, los cuates doblegaron a la todopoderosa Alemania en un choque de trenes que hizo vibrar al público.

Fue un partido de los que pasarán a la historia de la Copa del Mundo, uno con todos los ingredientes que hacen posible que el fútbol sea la cosa más importante de las cosas menos importantes de la vida: pasión, coraje, calidad, drama y hasta el último minuto, incertidumbre. Chucky Lozano fue muy gráfico al acabar el partido: “Todos nos partimos la madre”.

En el centro del campo, lágrimas de felicidad de Chicharito, Herrera y los miembros del cuerpo técnico. Habían recibido tantas críticas en su país que ganar a Alemania, sabía a gloria. Y a revancha. De propina, la grada coreaba un nombre: Rafa. Sí, porque Rafael Márquez Álvarez entraba en la historia sagrada del deporte rey.

Rafa Márquez, a sus 39 años, saltaba al campo para disputar su quinto Mundial, igualando los registros de mitos como Gigi Buffon (1998, 2002, 2006, 2010 y 2014), Lothar Mattheus (1982, 1986, 1990, 1994 y 1998) y La Tota Carvajal (1950, 1954, 1958, 1962 y 1966). Rafa, que vivió sus mejores años como jugador en el Barça, que dejó un recuerdo imborrable en el Camp Nou, en aquel equipo de los Ronaldinho, Xavi y Puyol, ha vestido la camiseta mexicana en Corea 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018. 

Márquez, defensa de categoría, hombre generoso y desde hoy, leyenda, dejó su huella en el corazón de los aficionados azulgrana. En el Camp Nou pasó siete años, se convirtió en uno de los referentes del vestuario, fue uno de los jugadores más queridos por la hinchada y, con la venia, quizá se equivocó marchándose de Barcelona, porque aún tenía fútbol en el sótano. Desde hoy, Rafa Márquez es leyenda. Genio y figura. El Kaiser de Michoacán. Eterno.