El espíritu de un equipo ganador

Xavi, en el entrenamiento previo al Levante - Barça

Xavi, en el entrenamiento previo al Levante - Barça / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça juega dos finales cada semana. Con la obligación de ganarlas. Y eso genera un desgaste físico y mental que acaba pasando factura. El equipo blaugrana ha entrado en esta fase de cansancio. Lo vimos en Frankfurt. Y también en el campo del Levante. Afortunadamente, su capacidad competitiva le permitió corregir la situación en ambas crisis. Y acabó logrando un buen empate para el partido de vuelta en la Europa League y una victoria épica en la Liga. Pero el nivel de juego del Barça no estuvo a la altura de lo que nos había ofrecido en las últimas semanas. Y nada que ver con la exhibición del Bernabéu. Es lógico. La exigencia a la que está sometida el Barça es máxima. No puede cometer errores porque no tiene margen. Es la herencia recibida tras un primer trimestre de temporada abominable.

Corregir el desastre para conseguir los objetivos de mínimos supone un sobreesfuerzo monumental. Que tiene consecuencias. Xavi tampoco puede permitirse el lujo de hacer rotaciones masivas. Tiene un once titular muy definido que está exprimiendo al máximo y va dando minutos a otros futbolistas, especialmente Gavi y Adama. Con Luuk De Jong para los momentos de épica y a la espera del regreso de Ansu Fati. Poco más. Y con esto debe tirar hasta el mes junio. En el mejor de los casos (si llega a la final de la Europa League) doce partidos, con la intención de lograr la victoria en todos ellos. Una tarea titánica para un equipo en construcción.

Xavi es consciente de la dificultad de su proyecto. Por eso celebró como un título el triunfo heroico ante el Levante. Fue un partido en el que todo se giró en contra de los intereses de los blaugranas. Incluidos los tres penaltis pitados por Munuera Montero. El Barça, sin embargo, se sobrepuso a las adversidades. Y ahí radica, precisamente, el mérito del equipo. Hace solo tres meses, esta reacción hubiera sido imposible. Porque Xavi no solo ha recuperado el estilo para lograr que el Barça sea otra vez reconocible. También ha conseguido restablecer el espíritu ganador.

Este equipo es tremendamente competitivo. Como lo demuestra su racha de siete victorias en la Liga. Y como lo evidencia que lleva ya 15 partidos seguidos sin perder, cosa que no sucedía desde hace tres años (en la temporada 2018-19, con Valverde de entrenador). El objetivo es jugar bien y ganar. Pero jugar mal (o menos bien) y ganar es ahora también muy importante. Forma parte de la difícil creación de un equipo campeón.