A entrenador nuevo, Messi seguro

En la canción de Setién, unos alaban la letra y otros prefieren escuchar la música. En ambos casos, juzgar es prematuro. En su aventura azulgrana tendrá la misión de conjugar dos verbos: ganar y gustar. Por ese orden, según Quique. Su primer Barça enlazó más de 1.000 pases, tuvo un 82% de posesión y ganó 1-0 a un dignísimo Granada, que sólo se inclinó cuando se quedó con diez por una expulsión injusta. El debut de Setién dejó detalles: presión tras pérdida, amplitud, asociación, defensa de tres y posesiones eternas. Y tres puntos porque, como dice mi compañero Fernando Ruiz - suyo es el copyright-, hay algo que no cambia en el Barça, sea quien sea el técnico: “A entrenador nuevo, Messi seguro”.

Lo de siempre

Marcó De Jong, el tanto se anuló y el mundo se dividió entre los que justifican a los árbitros siempre, los que les atacan siempre y los que denuncian o callan siempre, dependiendo de si la jugada favorece a su equipo o le perjudica. El Madrid se llevó los puntos y el Sevilla, el enfado. Lopetegui dijo que había sido “una vergüenza”. Y Monchi, que si hubiesen anulado el tanto del empate, habría sacado a su equipo del campo. Al final, lo de siempre. Los agraviados protestan. Y los que protestaban en su día, poniendo en solfa el VAR, callan. ¿Los expertos arbitrales? Lo de siempre: defienden una interpretación y su contraria, sin criterio uniforme. ¿Y el periodismo? Lo de siempre, mejor militar que informar. Hay cosas que no cambian. Ni con VAR, ni sin VAR. Es lo de siempre. 

Siesta y empanada 

Ese fue el menú degustación de Atlético y Valencia en Éibar y Mallorca. El equipo del Cholo salió con el pijama, se olvidó de ser intenso y cuando quiso reaccionar, ya era tarde. La siesta rojiblanca se concatenó con la empanada del Valencia en Mallorca. Una de proporciones bíblicas, porque salió de la isla con cuatro bofetadas como premio a su apatía e indolencia. Gayà pidió perdón a la afición. Fue lo mejor que hizo su equipo.