La diferencia es Leo Messi

Leo Messi, marcado por Parejo

Leo Messi, marcado por Parejo / EFE

Albert Masnou

Albert Masnou

La otra cara del Barça. La B. Totalmente diferente a la de Wembley. De Londres a Valencia, de una competición a otra, ha sido la distancia necesaria para que desapareciera esa ambición sin límites para llevarse el partido, en búsqueda incansable por la victoria. En Mestalla fue otra historia, la misma que ha demostrado hasta ahora en la Liga. Minutos de bueno juego compaginados con largas siestas en la que solo transcurre el tiempo sin ton ni son.  Sin marcha en el campo ni en el banquillo. Y así que el Barça llega al minuto 83 para efectuar el primer cambio con tablas en el marcador.

Sumar en Valencia no es tarea fácil, es cierto, pero la oportunidad que deja escapar el Barcelona para hacer pupa al Madrid es de consideración. Pierde también el liderato porque el Sevilla, que tan mal empezó, ya está al frente de la tabla. Y el Atlético, que estuvo a siete puntos, ya está con los mismos que el Barça. El conjunto de Valverde adoleció de voluntad para dar un golpe de efecto. El juego defensivo del Barça sufre por el eje donde Vermaelen no tiene ritmo y Piqué demasiado y sufre en ataque donde solo Leo es capaz de poner una marcha más al equipo. El resto espera instrucciones.

Suárez es una estrella que se apaga día a día porque su idilio con el gol ha disminuido y los árbitros siempre lo ven con malos ojos ya sea porque caiga dentro del área o porque se discute con algún rival. Siempre acaba siendo teatro por los árbitros. Es lo que hace el abuso de la picaresca.

Coutinho, por su parte, tampoco mostró una actitud destacable y el Barça celebró llegar al final del partido con un punto más de lo que había llegado. Con este panorama, la única diferencia de Messi con el resto de los equipo es Messi, cuyo ritmo no parece al de sus compañeros.