Dembélé no puede deambular más

Ousmane Dembélé, en el entrenamiento

Ousmane Dembélé, en el entrenamiento / FCB

Joan Vehils

Joan Vehils

No me creí a Dembélé cuando dijo este jueves durante su presentación que su prioridad siempre fue el Barça. Si así, ¿Por qué tardó tanto tiempo en decidirse? No me gusta que futbolistas tan poco implicados en la vida del club y con el equipo formen parte de la plantilla del Barça.

Sin embargo, a pesar de todo, entiendo a Xavi. Y lo entiendo porque tiene razón el técnico del Barça cuando dice que Dembélé, si está bien, es el mejor futbolista del mundo en su posición. Lo ha demostrado en escasas ocasiones, pero todos sabemos que es capaz de ello.

Entiendo también que Xavi apueste por Dembélé porque el principal objetivo del entrenador del Barça esta temporada es confeccionar un equipo ganador y capaz de conquistar títulos. Por tanto, y para ello, se necesitan futbolistas con talento, pero que marquen la diferencia. Dembélé es uno de ellos. Uno de esos jugadores que escasean y que es mejor tenerlo en tú equipo que en el contrario.

Eso sí, Dembélé está obligado a cambiar su actitud. Cada uno es como es, pero la actitud es otra cosa. Aunque sea solo para agradecerle a Xavi la presión que ha realizado para que continúe, aunque solo sea por eso, el extremo francés debe cambiar esa actitud que tantas veces desespera a la afición, a sus colegas y al propio entrenador.

Tiene Dembélé una ocasión única para recuperar el cariño de los socios y quizá también el reconocimiento de todo el mundo del fútbol. Hoy, Ousmane Dembélé, es un futbolista más. Un futbolista del montón que no ha encontrado una mejor oferta en Europa que la del Barça. Por tanto, la operación de refichaje del delantero francés tiene mucho riesgo. Lo tiene especialmente para Xavi, pero también para el propio club.

No creo que nadie del Barça ponga la mano en el fuego por el francés. Ni el propio Xavi y mucho menos Mateu Alemany. Es más, un anhelo que una apuesta ganadora.

Por tanto, si Dembéle demuestra implicación y su rendimiento en el terreno de juego es acorde al de su categoría, todo irá bien. De lo contrario, si el extremo sigue deambulando dentro y fuera del terreno de juego dejará en entredicho a la dirección deportiva y a su entrenador.

Por el bien de todos, Dembélé está obligado a cambiar de actitud. Todo depende exclusivamente de él. Crucemos los dedos.