Dani Alves, un gran ejemplo para todos

Puro Dani Alves en su visita a la redacción de SPORT

Puro Dani Alves en su visita a la redacción de SPORT / David Ramírez

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça es el mejor sitio del mundo cuando todo va bien... pero puede llegar a ser el peor sitio del mundo cuando todo va mal. Esta reflexión describe a la perfección la idiosincrasia del club blaugrana, de sus socios, de sus aficionados y de su entorno. El Barça es ‘més que un club’ para lo bueno y para lo malo. Y quien lo entiende a la perfección es Dani Alves, un futbolista brasileño de nacimiento pero culé de corazón y convicción. Porque el veterano lateral no solo comparte los valores del Barça sino que intenta inculcarlos a todos aquellos jóvenes (y no tan jóvenes) con los que ahora comparte vestuario.

Alves es un jugador de la vieja escuela, en el mejor sentido de la palabra. Profesional como el que más, pero consciente de que existen códigos eternos que hay que respetar. No vive aislado en una burbuja. Al contrario. Entiende que el fútbol es mucho más que un negocio. Es un sentimiento que hay que compartir. Y él lo hace con su particular personalidad. Explosivo y positivo, quiere ser feliz en todo momento. Su sonrisa es contagiosa. Y destila un buen rollo y una amabilidad que pudimos comprobar en primera persona en su visita a SPORT. Alves es un ejemplo. En muchos aspectos. También en su relación con los medios de comunicación barcelonistas, a los que no considera enemigos sino cómplices en un objetivo común: hacer del Barça el club más grande del mundo. Todos deberían seguir su estela. 

Alves sabe perfectamente cuál es su papel en este Barça que está construyendo Xavi. Viene a sumar. Solo a sumar. Y lo hará intensamente hasta que el club se lo permita. Su objetivo es seguir una temporada más en el Camp Nou, jugar el Mundial (es el único trofeo que le falta en su espectacular palmarés) y retirarse a los 40 años como blaugrana. Su renovación depende, por supuesto, de la valoración del entrenador. Y el técnico le tiene en gran estima. Por lo que hace dentro del campo. Y por lo que hace fuera.

Alves ya ha protagonizado varios discursos motivadores en la intimidad del vestuario. Para levantar el ánimo a una plantilla que, cuando llegó en el mes de noviembre, estaba sumida en la tristeza. Para enviar mensajes de ánimo en los momentos difíciles. Y, por supuesto, para ser el primero en sumarse a la fiesta después de cada gran victoria. Alves debería estar siempre en el vestuario blaugrana. Cuando acabe su carrera como futbolista, debería seguir como pieza fundamental del staff. Aunque solo sea para contagiar a todos su optimismo, su competitividad y sus valores.