La crisis del Real Madrid es el peor enemigo del Barça

Valverde, en la rueda de prensa previa al partido ante el Rayo

Valverde, en la rueda de prensa previa al partido ante el Rayo / Javi Ferrándiz

Ernest Folch

Ernest Folch

La implosión del Real Madrid, por aquello de los vasos comunicantes, inevitablemente inyecta euforia, seguridad y esperanza en el entorno blaugrana. El colapso deportivo de la casa blanca ha ayudado a poner todavía más en valor lo que se ha hecho bien en el Barça. Sin embargo, nada es más peligroso que este efecto narcotizante. Y nada hay más temible que el optimismo cuando se agranda por los problemas de tu máximo rival. Ayer Valverde ahondó en esta teoría y, con su prudencia y discreción habituales, advirtió de que “aquí nadie está a salvo”. Nada va más rápido que el fútbol, y si no que se lo pregunten al Real Madrid, que hace solo diez días aspiraba a los tres títulos y hoy es un club ‘zombi’ que solo aspira a clasificarse para la Champions cuando termine la temporada.

El fútbol nos tiene acostumbrados a repentinos y dramáticos giros de guión, y a enseñarnos que, como vimos en la eliminación del PSG, una intervención del VAR en el tiempo de descuento puede cambiar dramáticamente el destino en cuestión de segundos. Como ha advertido Valverde, el equipo debería ser muy consciente de que las desgracias del Real Madrid no son una garantía de nada, y ahora más que nunca debe mantener la concentración para empezar a culminar todo lo que ha trabajado hasta la fecha. Con la eliminación del Madrid, el PSG y una más que probable de la Juve, el club blaugrana ve en el horizonte una Champions mucho más despejada de lo previsto.

Sin embargo, antes debe eliminar al Olympique y, para hacerlo, de aislarse de la euforia que ha generado la debacle blanca. Aunque parezca un contrasentido, la crisis del Real Madrid es en estos momentos el enemigo más temible que tiene el Barça. Si el club es capaz de aislarse de ella y pensar únicamente en el reto monumental que tiene por delante, entonces ya habrá hecho la mitad de los deberes.