Busquets pide a Bartomeu una mejora de contrato... o un traspaso

Busquets aplaudiendo al Camp Nou

Busquets aplaudiendo al Camp Nou / AFP

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El 22 de septiembre del 2016 Sergio Busquets firmó, en presencia del presidente Bartomeu, su renovación con el Barça por cinco temporadas, hasta el 30 de junio del 2021, con una opción de prórroga de dos años más. Caras felices y abrazos cordiales. El nuevo contrato lo situaba entre los mejor pagados de la plantilla, Messi e Iniesta aparte. El canterano pasó a cobrar 14 millones, a los que hay que añadir incentivos de 2,6 millones en función de los títulos ganados. Automáticamente se aumentó su cláusula de rescisión que pasó a ser de 200 millones.

Un año y siete meses después, cuando se cumple tan solo un tercio de su contrato, Busquets no parece satisfecho con lo que gana y ha pedido una mejora de contrato. Una postura sorprendente que ha producido decepción y extrañeza en el club. Máxime cuando no ha sido su representante, Josep Maria Orobitg, quien ha formulado la petición sino el propio jugador al presidente. Sergio expresó a Bartomeu su deseo de que le mejoraran el contrato, e incluso le dijo que en caso contrario podía facilitar nombres de clubs que estaban dispuestos a negociar su traspaso. El propio Busquets ha contado a su entorno más próximo la conversación alegando que esta estrategia la han utilizado con éxitos algunos compañeros.

Suponemos que Bartomeu se quedó helado cuando escuchó la proposición. La cuerda de las renovaciones no admite más vueltas. El Barça tiene un problema salarial con la plantilla ya que demasiadas veces ha cedido a las pretensiones laborales de los jugadores superando en la actualidad el tope económico marcado por UEFA. Los contratos se firman para ser cumplidos, no vale pedir más pasta cuando oyes cantos de sirena desde la Premier. Y mucho menos amenazar con marcharte si no cumplen tu deseo. Un canterano respetado, admirado y querido como Busquets no puede llamar al presidente como quien envía un tuit a las redes sociales.

El Barça no tiene otra opción que defender el rigor y la profesionalidad. Ceder sería claudicar, abrir la puerta al agravio comparativo. Su caso no es comparable a los de Xavi e Iniesta que se marcharon con el premio de la carta de la libertad a los 34 años. Él todavía no ha cumplido los treinta, es un jugador valioso y rentable indispensable en los planes de Valverde. Otra cosa es si se quiere ir sí o sí, en tal caso, ya sabe el precio, que pase por caja con 200 millones. Por otra cosa que no sea el pago de la cláusula, no se puede ir Busquets bajo ningún concepto. La afición no lo entendería. Por otro lado, dudamos mucho que haya clubs dispuestos a pagar 200 ‘kilos’ por un centrocampista que no tiene gol y que está próximo a la frontera de los treinta.

No sabemos quién asesora a Busquets pero es evidente que ha utilizado una estrategia equivocada en un momento inoportuno y con un interlocutor equivocado. El presidente del Barça no es Teresa de Calcuta, no le toca hacer favores y mucho menos milagros.