El Barça, en quiebra técnica, necesita un plan de choque

Joan Laporta felicita a Pere Aragonès tras la investidura como President de la Generalitat

Joan Laporta felicita a Pere Aragonès tras la investidura como President de la Generalitat / Google

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Ayer terminó la temporada del Barça de forma triste en Eibar con una victoria que no sirve para nada. El equipo ha protagonizado un suicidio colectivo en las últimas jornadas. Es el momento de iniciar una nueva etapa partiendo de cero. Toca hacer un punto y aparte radical. El club necesita con urgencia un plan de choque duro y exigente para reducir gasto, refinanciar la deuda y conseguir más ingresos.

La directiva de Laporta debe marcar una hoja de ruta para impulsar la recuperación deportiva y conseguir cuanto antes la sostenibilidad económica. La realidad es dura y cruel. Jamás la entidad había tenido un fondo de maniobra tan negativo que le sitúa al borde de la quiebra técnica. El presidente lo sabe y no tienen otra salida que actuar en consecuencia. Duela a quien duela, se queje quien se queje. No es fácil ni agradable, pero es obligado intervenir con rigor, profesionalidad y responsabilidad.

Si el Barça fuera una empresa habría hecho suspensión de pagos y estaría en proceso de disolución. Afortunadamente el Barça es el Barça y conseguirá remontar el vuelo. Con diferencia es la mayor crisis de la historia agravada por el Covid que ha cortado el flujo de caja una temporada y media. El club vive con respiración asistida, bajo la amenaza de los acreedores y sin otra alternativa que buscar financiación externa aunque sea a costa de aumentar la deuda.

No deja de ser curioso que la junta que ha dejado el club en la miseria económica no haya tenido que avalar nada y los nuevos directivos, que se han encontrado una situación caótica, tengan que avalar a ciegas su patrimonio. Porque el legado de Bartomeu es envenenado. Cuando se conozca la próxima semana la auditoría que ha realizado Deloitte, los socios se llevarán las manos a la cabeza. Supera las peores previsiones.

A la vista de los números rojos, la próxima Asamblea tendrá que decidir si los socios activan una acción de responsabilidad civil. No la descarten. Hay operaciones difíciles de explicar y mas de justificar. Laporta tiene que afrontar con luz y taquígrafos el problema para que la herencia no le atropelle. Es necesario trazar una línea clara entre pasado y futuro. Para ello no hay otro camino que ser transparente con el resultado de las ‘due diligence’ para que nadie se llame a engaño.

La gravedad de la crisis exige una rueda de prensa en la que Laporta explique con pelos y señales la situación en que se han encontrado el club. Si los socios son los propietarios de la sociedad limitada, merecen conocer toda la verdad, incluida la auditoría del Espai Barça que tambien refleja irregularidades. Está en juego el prestigio y el futuro del club. Otro problema que merece una exposición pormenorizada es la situación de la plantilla del primer equipo.

El vestuario necesita una renovación a fondo. Cortar por lo sano. Más vale ponerse una vez rojo que muchas colorado. La masa salarial supera los límites establecidos por la Liga, hay contratos prorrogados sin justificación y sueldos fuera de mercado. Se terminó la época de las vacas sagradas. La pandemia del Covid ha dejado tocado el mundo del fútbol, nada volverá a ser como antes