El Barça genera dudas en el peor momento

El Barça se juega esta semana media temporada. En solo cinco días se enfrenta al Inter en un partido en el que está obligado a ganar para seguir vivo en la Champions y al Madrid en el siempre decisivo clásico de la Liga. Dos duelos que marcarán su futuro inmediato antes del nuevo parón de las competiciones de clubs debido al Mundial de Qatar. Este Barça que está construyendo Xavi necesita consolidarse con grandes victorias, con triunfos épicos que refuercen el proyecto. La pasada temporada logró una goleada histórica en el Bernabéu (0-4) que parecía marcar un punto de inflexión en la trayectoria blaugrana. Pero el equipo se desplomó tras aquella gesta y la campaña acabó sin títulos, provocando la revolución de la plantilla de este verano.

El Barça ha transformado casi por completo el vestuario para iniciar una nueva era con el objetivo de ser extremadamente competitivo. Aunque todavía le queda mucho camino por recorrer. Como quedó claro ayer ante el Celta. Se sumaron tres puntos que permiten llegar como líderes al clásico, pero las sensaciones no fueron demasiado buenas. Empezó muy bien el partido el conjunto blaugrana y tuvo oportunidades para sentenciar, pero solo pudo marcar un gol (Pedri) y fue diluyéndose con el paso de los minutos. Hasta tal punto que los gallegos acabaron dominando en la segunda mitad y pusieron en entredicho la victoria blaugrana. Ni siquiera la entrada de Ansu y Dembélé en la última media hora dio frescura a un Barça que genera dudas ante el momento más decisivo de la temporada. Jugando como lo hizo este domingo, difícilmente podrá superar con éxito el doble escollo al que se enfrenta.

GOLEADA EN LA ASAMBLEA

Laporta superó la asamblea con enorme placidez. La reunión de socios fue telemática y apenas 700 compromisarios acudieron a la llamada de la junta directiva para aprobar las cuentas de la temporada 21-22 y el presupuesto de la 22-23. Las palancas salvadoras fueron las protagonistas, pero también los capitanes, que volvieron a ser señalados tanto por el presidente, como por el vicepresidente Eduard Romeu y por el director de fútbol Mateu Alemany: “Tenemos algunos salarios fuera de mercado. Los jugadores con estas fichas son imposibles de transferir. El gran objetivo es que desaparezcan”. Estaría bien que los capitanes dieran su versión, porque no están todos en las mismas circunstancias. Y no deberían pagar justos por pecadores.