Pagenaud se lleva la Indy 500 en un final de infarto

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Pagenaud partía desde la pole position. / AFP

Arnau Montserrat

El vaso de leche, la corona y el trofeo de las míticas 500 millas de Indianápolis tienen nuevo propietario. Simo Pagenaud dominó más del 80% de las 200 vueltas que se rodaron en el óvalo y solo Rossi en unas 10 vueltas finales para enmarcar en la historia de la carrera le pudo robar un triunfo más que merecido para el francés.

La carrera no auguraba un ritmo como el que finalmente se pudo ver en Indianápolis. Apenas en la vuelta 6, tras el siempre emocionante pero cauto inicio de carrera, Conan Herta decía adiós a la carrera tras un problema en la presión del aceite del monoplaza. Tanto trabajo para despedirte a las primeras de cambio dejaba una cara de tristeza profunda al piloto. Era la primera bandera amarilla de la carrera. Pagenaud lograba mantener la pole position y por lo tanto la primera plaza de la carrera con un Carpenter y Will Power muy atentos a los movimientos del piloto francés.

Estaba siendo una carrera muy tranquila donde los incidentes y la emoción se centraban en las paradas en boxes. Davison se quedó cruzado tras un toque con Helio Castroneves que le costó un 'drive through' y la carrera en definitiva y Power pisó una de sus mangueras en su segunda parada por box. Al mismo tiempo, Kaiser, el piloto que echó de la Indy 500 a Fernando Alonso el pasado domingo, perdió el control del coche en su paso por la zona sucia lo que le mandó contra el muro después de dos giros de 360º sobre si mismo. El sueño de equipo más débil de la parrilla duró cerca de 80 vueltas.

La organización sancionó a Power por su incidente en el box colocándolo en el último de la fila tras el Safety Car, complicando sus opciones de revalidar el título. Con bandera verde de nuevo en pista y las terceras paradas completadas, el show lo puso Rossi pasando de la quinta plaza a la segunda y lanzándose a por Pagenaud que había vivido muy tranquilo hasta el momento. Restaban 75 vueltas para el final.

El piloto americano se postulaba como el principal candidato a llevarse el triunfo pero la IndyCar le tenía una mala jugada preparada. La manguera no quiso entrar tal y como le pasó tres años atrás. El piloto se desesperó, empezó a golpear al volante y al final le pudieron entrar unos pocos litros que le iban a condenar en el tramo final de carrera. Salió quinto pero se desconocía la cantidad de combustible exacta que le había entrado.

El susto se quedó en eso. Le obligó a remontar de nuevo pero lo logró. Otra vez. El enfado debajo de la visera lo sacó a base de adelantamientos espectaculares rozando el muro por el interior. Arriesgándolo todo por el histórico triunfo que ya logró en 2016. Llegó de nuevo al rebufo de Pagenaud y lo pasó. Desató los aplausos del público que se puso en pie para ver el adelantamiento y para contemplar a la vez el accidente más fuerte de la carrera. Rahal y Bourdais desencadenaron un incidente múltiple que puso en peligro el final de carrera.

Tras un breve paso del Safety Car, dirección de carrera decidió parar la carrera, limpiar la pista y vibrar con 15 vueltas de infarto. Rossi y Pagenaud dieron una lección de pilotaje dentro del respeto y la limpieza en los adelantamientos. Se pasaron y repasaron para que finalmente el francés saliera victorioso del mano a mano. El vasito de leche tiene nuevo propietario. Pagenaud inscribe su número en el Olimpo de los ganadores.