GENERAL MOTORS

General Motors, de fabricante tradicional a líder tecnológico

General Motors tocó fondo en 2017, pero un trabajo sólido le ha permitido alzarse como un referente tecnológico.

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Chevrolet Cruise, el autónomo. / GM

Àlex Soler

Àlex Soler

General Motors (GM) parece haber encontrado el modo de sobrevivir en una industria que cada vez cambia más rápido convirtiéndose, inesperadamente, en una de las marcas líder en el desarrollo de tecnología autónoma. Hay varios estudios y consultoras, como Navigant, que aseguran que GM ya es el fabricante del mundo más avanzado en cuanto autónomos, por encima de marcas como Waymo, Ford, Volkswagen o Daimler.

En el pasado Salón de Detroit, GM presentó el nuevo Chevrolet Silverado, un pickup de dimensiones muy generosas que se presenta como uno de los buques insignia de la marca. Además, tal y como recogieron varios medios económicos estadounidenses, Mary Barra, CEO de GM, hizo balance del estado de la empresa en una conferencia para inversores en la que anunció que la compañía se encontraba en un gran estado económico. De hecho, en el balance final del cuarto trimestre de 2017, presentado en febrero, la compañía consiguió minimizar las pérdidas y presentar un beneficio operativo récord. "Esperamos unos resultados parecidos durante 2018 y un 2019 incluso mejor", terminaba Chuck Stevens, director financiero de GM, la presentación de los resultados. Sin embargo, un año atrás, esta compañía no se mostraba tan optimista y se la llegó a llamar "dinosaurio moribundo".

LA TRANSFORMACIÓN

El reto al que se enfrentan los fabricantes tradicionales para sobrevivir en una industria que vira hacia la electrificación y los vehículos autónomos es conseguir adaptar el modelo de negocio a la nueva movilidad. En ese aspecto, GM se ha centrado en asegurar que su negocio de vehículos con motor de combustión se mantiene sano para poder prepararse para el futuro. Hace poco más de un año, sin embargo, Uber o Alphabet eran noticia por haber empezado una carrera por el desarrollo de la tecnología autónoma y nuevas formas de movilidad compartida. En abril de 2017, el valor de General Motors fue igualado por Tesla, una marca que produce miles de vehículos al año, comparado con los millones que produce GM. Fue entonces cuando la compañía norteamericana tocaba fondo y, tras un año de cambio y revolución, sus acciones han subido un 28%, su valor vuelve a estar por encima del de Tesla y ha dejado atrás esa imagen de antigua compañía destinada a morir.

¿Qué ha cambiado, entonces, en GM? Lo primero es un lavado de imagen de cara a los analistas e inversores, cuyas opiniones causan efecto en Wall Street, asegurando que su modelo de negocio es sano. Según la empresa, el modelo que se está siguiendo es el de invertir gran parte del dinero conseguido por la venta del nuevo Silverado, y sus otros vehículos, en el desarrollo de vehículos eléctricos y autónomos. Además, sus últimos resultados trimestrales han sido positivos y ha llevado a cabo una reestructuración de la empresa en la que se han desviado las inversiones a las áreas donde ganan dinero, deshaciéndose de aquellas que generaban pérdidas y deuda, un proceso que culminó en marzo de 2017 con la venta de Opel/Vauxhall al Grupo PSA. Las grandes inversiones para nuevas tecnologías, sin embargo, no han impedido que GM también haga lo propio con sus pickups, el negocio actual.

Tras la reorganización de la empresa, el último paso ha sido convencer a los inversores de que no solo es una de las compañías referencia entre los fabricantes tradicionales, sino que también es un líder entre las empresas tecnológicas. De hecho, en muy poco tiempo, GM ha pasado de ser un participante más en la carrera a uno de los líderes indiscutibles en el segmento eléctrico y autónomo.

CRUISE AUTOMATION

GM está recogiendo ahora los frutos de las inversiones que empezó a hacer hace mucho tiempo. De estas inversiones nació el Bolt, el primer eléctrico de la marca, que ha sabido superar en ventas, en Estados Unidos, a sus rivales, como el Leaf. Además, el Bolt es la base sobre la cual se desarrollará el proyecto autónomo de General Motors que, como adelantó Motor Zeta, está tan avanzado que ya tendrían listo el primer vehículo sin volante ni pedales, 100% autónomo, para producir si fuera necesario. El plan de GM con el Cruise, nombre que se le ha dado al autónomo, es utilizarlo junto a una plataforma de movilidad compartida en algunas ciudades. Según ha declarado la empresa varias veces, la intención es empezar a hacerlo ya en 2019. Sus rivales, sin embargo, aún se encuentran probando su tecnología.

Estos avances llegan gracias a la compra de Cruise Automation, una startup de inteligencia artificial, por un billón de dólares en 2016. Cuando se realizó la compra, muchos críticos aseguraban que era tirar el dinero, un dinero que, hasta la venta de Opel, no tenían. Sin embargo, la unión de la tecnología más avanzada y un fabricante tradicional parece ser perfecta y mientras Cruise ha aportado una tecnología puntera capaz de ser utilizada en una ciudad abierta, GM ya puede producir de manera masiva, si quisiera, vehículos autónomos. Sin embargo, mientras GM ha conseguido adaptarse a lo que viene, siguen habiendo riesgos. 

FUTUROS RIESGOS

Parece ser que GM ya no es un 'dinosaurio moribundo' pero la empresa debe ahora afrontar todos los retos y riesgos de ser los primeros en poner un producto en marcha. Según varios medios, podría ser un error esperar mucho de un negocio desconocido hasta la fecha. GM espera que la demanda de su servicio se expanda muy rápido cuando se pruebe su efectividad y su practicidad. Además, asegura que, eliminando el principal coste del servicio, el conductor, el precio será tan competitivo que pasará a ser la primera opción de los que necesiten un servicio de transporte. Según la misma empresa, podrían ser los primeros en ocupar un negocio que podría mover hasta 1,6 trillones de dólares solo en Estados Unidos, estimación que obtienen a partir de un cálculo de los kilómetros viajados por los estadounidenses.

Aun así, lo que parece ser un gran negocio tiene un punto negativo, ya que los clientes de GM, o cualquier persona pasará de ser comprador a ser usuario y, la principal fuente de beneficios de la marca, la venta de sus vehículos, disminuirá acorde con el aumento del servicio de movilidad compartida. Según varios medios económicos, GM podría afrontar muchos años de pérdidas antes de que los servicios de movilidad compartida sin conductor fueran rentables. Otros analistas argumentan que cuando haya otras marcas, como Uber o Lyft, en posición de ofrecer servicios similares, los consumidores podrían decantarse por esas marcas, que instintivamente asocian con la tecnología, antes que los servicios de un fabricante tradicional.

Ciertamente, ser el primero ofrecerá a GM un pequeño margen sobre el resto en un sector donde las marcas del mundo se están empezando a adaptar a un futuro incierto. Pese a los riesgos, General Motors parece tener bien cubierto el presente, con sus pickups y vehículos, y parece estar bien encaminado para afrontar el futuro.