Eau Rouge-Le Raidillon: ¿Para románticos o kamikazes?

Los dos últimos accidentes mortales de Anthoine Hubert y Dilano van 't Hoff apuntan a la futura eliminación de la curva enlazada más célebre del Mundial

La solución pasa transformarla en una chicane permanente y lenta, para disgusto de los nostálgicos de la F1. En el paddock hay división de opiniones

Eau Rouge-Le Raidillon, la sucesión de curvas más famosa de la F1

Eau Rouge-Le Raidillon, la sucesión de curvas más famosa de la F1 / @F1

El pasado 1 de julio, el piloto holandés Dilano van 't Hoff, de 18 años, falleció en un trágico accidente en el circuito de Spa-Francorchamps durante una prueba de la Formula Regional European Championship by Alpine. Aquel día llovía y la visibilidad era prácticamente nula, pero inexplicablemente no se canceló la carrera, con el fatal desenlace.

El 31 de agosto de 2019, durante una carrera de Fórmula 2, el francés Anthoine Hubert, de 22 años, murió en un incidente muy similar y en mismo punto del circuito de las Ardenas. Se salió de pista para sortear el trompo de Giuliano Alesi a la salida de Eau Rouge, rebotó contra las barreras de protección y fue embestido violentamente por Juan Manuel Correa. El piloto estadounidense necesitó 533 días y más de 20 operaciones para recuperarse de las secuelas físicas , aunque las mentales todavía persisten.

Las curvas enlazadas de Eau Rouge y Le Raidillon son probablemente las más célebres del Mundial de Fórmula 1, pero también están marcadas por el drama. Este fin de semana, con motivo del Gran Premio de Bélgica y ante la previsión de intensas lluvias y viento, el debate de la seguridad volverá a poner en cuestión el futuro del que sin duda es uno de los principales puntos ‘negros’ del calendario.

Histórico

Eau Rouge fue la primera curva artificial de la historia del automovilismo. La introdujeron los organizadores en 1939 para dar más espectáculo, cuando decidieron que los pilotos atacasen directamente el desnivel del 17% con Le Raidillon. Forman una ‘S’ pronunciada, enlanzando bajada y subida, que los monoplazas actuales abordan a más de 300 km/h. Los pilotos entrenan específicamente su cuello para soportar fuerzas laterales y longitudinales muy elevadas. Pero Le Raidillon es el único punto del Mundial donde deben soportar también una fuerza vertical elevada, del orden de los 4 G.

La sucesión de las famosas curvas de Spa siempre fue un desafío para los pilotos pero en los viejos tiempos era inevitable frenar en Eau Rouge para afrontar la larga curva de derechas en subida, ciega en salida, y luego pasar la izquierda para seguir con la vuelta. El problema empezó cuando los monoplazas modernos permitieron hacer la curva a fondo, encarando un muro asfalto con una pendiente equivalente a un edificio de 8 plantas y con salida ciega, donde cualquier error se paga caro.

Y lo peor, si se produce un accidente en la parte alta, un piloto que venga lanzado por detrás no puede ver dónde está el coche siniestrado. Es exactamente lo que les costó la vida a Anhoine Hubert y Dilano van 't Hoff.  Curiosamente de las 49 muertes ocurridas en el trazado belga a lo largo de la historia, solo nueve se registraron en ese punto. Pero los dos últimos accidentes letales han propiciado que una parte del paddock, dividido al respecto, esté a favor de cambiar la futura configuración de Eau Rouge Le Radillon, por mucho que sea su valor sentimental.

"Es muy obvio que esa curva tiene un problema fundamental que hace que cuando chocas, en primer lugar, chocas muy fuerte y en segundo, vuelves a acabar en el circuito", considera Carlos Sainz. "Por eso, en este tipo de condiciones, con spray por la lluvia, si el segundo clasificado se choca y el 17º no lo sabe, es una situación extremadamente peligrosa que nosotros, como pilotos, hemos pedido cambiar".

La solución pasa por eliminar la curva y transformarla en una chicane permanente y lenta. Eso pondría fin al peligro más evidente que entraña la pista de Spa. Pero disgustaría a los más nostálgicos y románticos de la F1, los que defienden que en plena proliferación de circuitos urbanos y sin grandes alicientes, la sucesión de curvas del Eau Rouge-Raidillon son el último reducto para la épica del automovilismo.