Esperanza Barreras, la mujer que sabe leer las olas

La viguesa Esperanza Barreras repitió este fin de semana su gesta de hace cuatro años en El Salvador al conseguir dos medallas de oro en el Mundial disputado en Francia

Desde hace años vive en Fuerteventura donde conoció este joven deporte: antes había practicado la vela

Barreras, en el momento de imponerse en la prueba de larga distancia

Barreras, en el momento de imponerse en la prueba de larga distancia / FARO DE VIGO

Juan Carlos Álvarez

Esperanza Barreras regresó este fin de semana al glorioso 2019 en el que en su primera participación en un Mundial de paddle surf (en El Salvador) se colgó dos medallas de oro en Técnica y Larga Distancia. El mismo botín conseguido en la localidad Sables d’Olone donde la viguesa confirmó ser la mejor especialista mundial de esta joven disciplina de la que se enamoró hace años tras su llegada a Fuerteventura: “Después de lograr dos medallas de plata en el Mundial de hace un año en Puerto Rico focalizamos todo el trabajo en regresar a lo más alto del podio en esta ocasión y salió de maravilla”.

En la prueba de Técnica (un circuito de unos seis kilómetros con constantes entradas y salidas de la playa) la viguesa dice hacerse encontrado unas condiciones ideales: “Había mucha calidad de ola y aunque es una prueba siempre algo impredecible cogí muy buen timing y salvo un par de errores que permitieron que me remontasen un poco luego volví a destacarme”. La prueba de Larga Distancia, en un recorrido muy exigente de 18 kilómetros Esperanza Barreras varió ligeramente su habitual planteamiento. Acostumbrada a romper el grupo demasiado pronto en esta ocasión eligió hacer una primera selección y luego aguardar al tramo final para dar cuenta de quien fuese capaz de estar con ella. Solo la también española Duna Gordillo resistió tras ella hasta que el último cambio de la viguesa, a poco de la playa, sentenció la prueba y dejó sin respuesta a su compatriota: “Las pruebas de Larga Distancia las suelo llevar a lo físico, pero en esta ocasión lo planteamos de otra manera, con una mayor carga estratégica. Además, hacía calor, poco viento, unas condiciones que siempre afectan al rendimiento y complicaban la prueba. También quería gestionar bien el esfuerzo”. La cita mundial de Francia tenía además otra circunstancia peculiar y es que por primera vez la viguesa se iba a cruzar con varias especialistas (sobre todo francesas, que competían en casa) y a las que no tenía aún controladas. Eso añadía una incertidumbre que la competición acabó por despejar.

Barreras volvió a dar en Francia una lección de su fortaleza pero también de su facilidad parar intepretar las olas, para “leer el mar” que es otra de las cualidades que se necesitan para dominar un deporte como el paddle surf: “Cada vez la preparación se parece más a la de los atletas, la gente está mejor y más entrenada. Pero el factor de moverse en el mar, la técnica de cada uno, sigue siendo esencial. Yo conozco gente que en aguas tranquilas puede ir más fuerte que yo pero cuando entramos en el mar la situación cambia”. La viguesa relaciona eso también con su formación. Criada en Galicia, en una familia con evidentes inclinaciones hacia los deportes náuticos, la vela fue su principal pasatiempo: “Las tablas que utilizamos en muchos sentidos son muy similares a los cascos de un barco de vela y eso a mí me ha ayudado mucho para leer las olas y para moverme mejor en el mar”.

DE LA VELA AL PADDLE SURF

Este cambio de la vela al paddle surf se produjo en Fuerteventura cuando llegó hace más de cinco años a Corralejo para trabajar como Técnica Deportiva de Vela. En el club donde comenzó a trabajar se encontró con que también se practicaba este novedoso deporte. Esperanza y el paddle surf se conocieron y el flechazo fue inmediato: “En cuanto cogí las primera olas me quedé completamente enganchada”. Llegaron las primera competiciones, el aprendizaje permanente, los campeonatos en Canarias y pronto los de España. Su evolución fue imparable hasta que España se le quedó pequeña y empezaron a llegar las competiciones internacionales. En 2019 llegó el “pelotazo” en el Mundial de El Salvador donde logró las dos medallas de oro. El parón por el COVID frenó la recolecta durante dos años y en 2022 regresó con dos medallas de plata. Y ahora vuelta a lo más alto del cajón, un lugar del que no piensa bajarse en 2024 aunque por el camino aún tratará de conquistar el título europeo en Peniche (Portugal), donde a buen seguro le acompañará una amplia parroquia de amigos y familiares gallegos que se dejarán caer para asistir a la competición.

Esperanza Barreras, aunque no hace planes a largo plazo, prevé quedarse un tiempo en Fuerteventura donde han conformado un grupo de entrenamiento poderoso con deportistas de enorme calidad y que atrae a más gente dispuesta a evolucionar: “Tenemos claro que entrenar con gente de nivel nos ayuda a todos a mejorar. Y en eso estamos”.

La parte mala de este cuento es que pese a los títulos mundiales Esperanza Barreras asegura que el deporte le da para “sobrevivir” y lo que entra por un lado (sobre todo gracias a las victorias en el circuito de primavera y en los clinics que imparte) sale para financiarse la presencia en las competiciones. Faltan ayudas, esponsors, marcas que apuesten. Tampoco las ayudas públicas y las becas llegan, algo que podría cambiar en caso de que el paddle surf consiguiese hacerse un hueco en el programa olímpico, algo en lo que están trabajando de cara a 2028. Ella explica que ahora sí está trabajando en la búsqueda de un soporte publicitario o una marca que puede ayudarla de cara al futuro. Sería lo mínimo para una doble campeona del mundo.