Biles, un carrerón de obstáculos hacia el Olimpo de la gimnasia

Biles con sus medallas de oro

Biles con sus medallas de oro / AFP

Albert Gracia

Simone Biles se convirtió en la gimnasta más grande de la historia. De eso no hay demasiadas dudas. La estadounidense logró su medalla número 25 en unos campeonatos del mundo para superar al mítico Vitaly Scherbo y ser la más laureada. Como si fuera fácil. Pero no lo ha sido. Ni mucho menos. Como muchos de los más grandes de la historia del deporte, Biles ha tenido que recorrer un duro y frondoso camino hasta convertirse en lo que es ahora. 

En su libro, Simone explica las penas que tuvo que vivir durante la infancia: agua con cereales, una madre adicta a las drogas, un cambio de familia para acabar viviendo con su abuelo materno... La niñez de Biles no fue idílica precisamente pero le ayudó a ser más fuerte.

El paso de Ohio a Spring, en Houston, le fue como anillo al dedo. Allí Boorman, tras una excursión en el colegio, apreció su talento y no tardó en ir ya con los Estados Unidos. Aunque con Karoly cambió todo. La exentrenadora de otro mito de la gimnasia como Nadia Comaneci le hizo madurar a pasos agigantados, con unas dosis de exigencia brutal aún siendo todavía una niña. 

Aquella etapa también coincidió con la terrible presencia de Larry Nassar, el médico de la Federación que la agredió sexualmente. A ella y a cientos de gimnastas durante más de dos décadas. Ello no le impidió convertirse en una máquina perfecta de levantar metales. 

Biles antes de sus primeros Juegos Olímpicos ya había cosechado diez oros, dos platas y dos bronces en campeonatos mundiales con apenas 18 años. Era la reina y le llegó el turno de la cita olímpica. Y ahí no defraudó. Simone se hizo con cuatro oros y un bronce, levantando a todo el mundo del deporte, que se llevó las manos a la cabeza viendo volar a aquella menuda norteamericana.

Los Juegos Olímpicos significaron un antes y un después. Cansada, afectada por el proceso abierto a Nassar y habiéndolo ganado todo, Simone Biles decidió darse un respiro y anunció su retirada con tan solo 20 años. Fue entonces cuando la americana admitió haber estado medicándose y acudiendo a terapia. 

Volvió como un ciclón

Un parón para volver con más fuerza. Lo hizo en los Mundiales de Doha, donde volvió a ser la estrella con tres oros, una plata y una medalla de bronce. Suerte que había anunciado su retirada un año antes. Y tras los de Doha llegaron los de Stuttgart, donde volvió a demostrar su voracidad.

El mundo de la gimnasia sabía que no tardaría en batir a Scherbo y lo hizo como lo hacen los grandes: logrando nada más y nada menos que cinco oros, convirtiéndose en la gimnasta más grande de todos los tiempos. ¿Será el techo de Simone Biles? Los Juegos Olímpicos dirán.