Flick no entiende de límites

Imagen de archivo de Flick

Imagen de archivo de Flick / EFE

Albert Gracia

"No existe un ‘podría’, ‘habría’ o querría. Si alguien no hace lo que se le pide, otro ocupa el puesto. Así van las cosas. La firma del entrenador es clarísima”. Palabra de Müller. Palabra de leyenda. Nadie como el espigado mediapunta alemán para hablar de lo que ha significado Flick en el banquillo del Bayern. 

Pasó de jubilarse con Kovac a jugarlo todo con Hansi. De que forzaran su retiro con la ‘Mannschaft’ a que  pidan a gritos su vuelta. Así son las cosas. Así es el fútbol. Así es Flick, un tipo que ha sido capaz de convertir una plantilla en plena transición, con piezas al borde de la caída y nuevas aún por acoplarse, en un equipo aterrador, temible en las áreas y campeón del triplete.

Todo en apenas unos pocos meses y con la naturalidad con la que lleva las riendas del equipo. “Se ha desarrollado de una manera muy positiva, con buenas palabras y entrenamientos divertidos. Ahora tiene menos tiempo, pero todavía puedes hablar con él de otros temas que no son fútbol”, indicó en su día Boateng, otro al que retiraban antes de la llegada de Flick. “Ganamos la Champions y sentimos una sensación de invencibilidad”, aseguró Kimmich.

Un técnico que ha sabido enchufarlos a todos, haciéndolos sentir importantes. Una receta clave para entender el triplete bávaro y este inicio de temporada, donde los suplentes funcionan. Una gestión de vestuario tremenda que se une a la riqueza táctica con la que ha dotado al equipo. Con Flick, el juego se ha ‘germanizado’ más que con Guardiola o Ancelotti. Más de área a área. Una máquina perfecta. 

No encaja en exceso gracias a una presión tras pérdida tremenda, y arriba no hace prisioneros. 163 goles a favor en apenas 49 partidos. Lewandowski, Müller, Coman, Gnabry, y ahora Sané, son los culpables. Las cifras de Flick desde que se sentó por vez primera en el banquillo del Allianz en noviembre de 2019 no han dejado de crecer y crecer. Hasta convertirse en casi absurdas.

49 partidos dirigidos, 45 victorias, tres derrotas y un solo empate. O lo que es lo mismo. Ha perdido o empatado menos partidos que los títulos que ha ganado. Increíble. Ya solo le queda el Mundial de clubes de febrero. El sextete ya está más cerca.