Toda la verdad del fracaso de Coutinho

El perfil de Philippe Coutinho

PERFORM

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Marcelo Bielsa es un sabio que ejerce de  oráculo para quien quiera consultar sus conocimientos. Pep Clotet, técnico del Birmingham y una esponja que busca aprender de todos, acudió en su ayuda en una ocasión. Dudaba sobre un futbolista argentino al que quería fichar. Bielsa no defraudó: “Puedes haber visto centenares de vídeos, haber investigado sus lesiones, su historia, su vida privada, analizado sus estadísticas en profundidad. Puedes saberlo todo de él, pero existe una variable incontrolable: cómo se adaptará a su nuevo hábitat. Es imposible saberlo porque se trata de una nueva realidad, algo nuevo para todos que no puede analizarse antes de su incorporación”.

APLAUSO UNÁNIME

La experiencia de Philippe Coutinho en el Barça es una prueba que confirma empíricamente la teoría de Bielsa. Más allá de la inversión, de cómo se gestó el fichaje, de la resistencia del Liverpool y de su llegada en enero, el brasileño generó un consenso prácticamente unánime entre el barcelonismo. 

El Barça incorporaba un futbolista de talla mundial, con un talento excepcional y que se había convertido en la gran estrella del conjunto de Jürgen Klopp. El alemán, el más listo de la clase, fue de los pocos que intuyó el paso que estaba a punto de dar su futbolista: “Quédate aquí y terminarán construyendo una estatua en tu honor. Ve a otro lugar y acabarás siendo otro jugador. Aquí puedes ser algo más”. Pero pedirle fidelidad absoluta a un brasileño, cuya única camiseta es la ‘verdeamarela’ de la Seleçao, es esperar que una águila renuncie a volar.

inicio ilusionante Aterrizó en el Camp Nou en enero, vetado en la Champions por haber jugado ya con el Liverpool. Parecía incluso positivo para su adaptación.

Daba la sensación, en sus primeros partidos, que había, parafraseando a Florentino Pérez, nacido para jugar en el Barça. Se sentía cómodo en su nuevo ecosistema, buscando su lugar sobre el césped, a medio camino entre el fútbol de Neymar y el de Iniesta. Empezó a marcar goles y a repartir asistencias, a ser importante. Logró ocho tantos en LaLiga y dos en la Copa del Rey, marcando en las semifinales ante el Valencia y en la final disputada frente al Sevilla. Su carrera en el Barça no había hecho más que empezar. Además, dio cinco asistencias en LaLiga y otra más en la Copa. Poco más se le podía pedir en su primera mitad de temporada.  Pero algo se torció. De hecho, Coutinho tuvo la sensación desde el primer día como blaugrana de que algo iba mal. 

PLANES DISTINTOS

La dirección deportiva le explicó durante las conversaciones previas a su llegada que jugaría en la posición de Iniesta, que ese era el plan previsto para él, que se olvidase de hacer de Neymar y de vivir enganchado en la banda, posición en la que no había jugado nunca a lo largo de su carrera. Sus primeros partidos parecían ir en ese sentido, pero Valverde tenía otros planes para él y abusó de Philippe como extremo. Tanto que incluso le colocó en la banda derecha ante el Real Madrid. Ni siquiera la marcha de Andrés Iniesta le sirvió para regresar a su posición natural. Coutinho empezó a sentirse desubicado y sin confianza para ofrecer lo mejor de sí mismo en una posición alejada de la zona en la que su influencia en el juego crece.

UN CARÁCTER DÓCIL

Pero no todo tiene que ver con sus responsabilidades sobre el césped. Cuando las cosas no van bien y por la mochila que llevas en la espalda aparecen 160 millones de euros no queda otro remedio que rebelarse. Es habitual, en privado, que quienes están descontentos con las tareas que les encomienda Valverde, se lo hagan saber. En el Barça se queja hasta el apuntador. Coutinho nunca lo ha hecho. Extremadamente educado, no ha sabido exigir lo que, por la trascendencia de su fichaje, le correspondía. Tampoco ante sus compañeros. Arropado por Messi y Suárez, no todo el mundo le mostraba el mismo cariño

Hasta el punto de recriminarle que hiciera trabajo extra en el gimnasio. Un comentario así merecía una respuesta contundente, pero Philippe no está hecho de esa pasta, le falta carácter para, cuando la cosa pinta mal, salir del pozo. Necesita que todo fluya.

PROBLEMA ESTRUCTURAL

Los pitos del Camp Nou, con quien se encaró tapándose los oídos, sentirse un cuerpo extraño sobre el terreno de juego y su nula capacidad para rebelarse ante la adversidad son los argumentos definitivos para tomar la decisión de marcharse. Coutinho supo que el problema era estructural y, en consecuencia, sin solución posible.