Rendidos al estilo Guardiola

Pep ha sido capaz de darle una nueva vuelta de tuerca a un modelo, el del Barça, que es admirado por todos

Juan Manuel Díaz

Desde la época de Arrigo Sacchi, la llegada de Pep Guardiola ha sido una revolución en el fútbol". Palabras mayores si tiene en cuenta que se refieren al entrenador que forjó el Milan de Gullit, Van Basten y Rijkaard. Pero además, la sentencia no es de un barcelonista acérrimo, sino de alguien tan madridista como Míchel González, actual entrenador del Getafe. La sentencia da la medida exacta del efecto que ha provocado en apenas un año el técnico de Santpedor, que ayer recibía el reconocimiento de su localidad natal.

Guardiola ha puesto patas arriba el mundo del fútbol, empezando por su propia casa. Cuando el Barça apostó por él como técnico del primer equipo, se cuestionó su capacidad para pilotar un portaviones con tantas vías de agua en lo deportivo y en lo institucional.

La respuesta de Pep fue contundente. Renunció a los 'cien días de gracia' y se puso manos a la obra. Dijo que le sobraban Ronaldinho, Deco y Eto'o. A los brasileños los facturó en su primer verano; al camerunés, en el segundo.

Eran decisiones complicadas y que implicaban un serio riesgo, especialmente en el caso de Samuel después de que fuera una pieza clave en la conquista del triplete. Pero Guardiola tenía un plan y no dudó en ejecutarlo.

Después, se dedicó a los que sí contaban. Reorientó a Messi, resucitó a Márquez y Henry, animó a Xavi e Iniesta a dar el paso definitivo y se llevó del filial dos nuevos talentos, Busquets y Pedro. Con estos mimbres, reconvirtió un conjunto derrotado en pentacampeón tras inculcar en el vestuario unos principios básicos: sentido común, trabajo y prevalencia del grupo por encima de las individualidades.

Su siguiente paso, y el que dejará una mayor huella, fue perfeccionar el 'modelo Barça'. Hace décadas que el juego del equipo parte de la posesión del balón, que se utiliza como arma de defensa y ataque. Guardiola convenció a sus jugadores de que todos debían involucrarse en todas las facetas los noventa minutos. Valdés inicia muchas jugadas y participa en el juego del equipo. Eto'o antes y ahora Ibrahimovic ocupan la primera trinchera cuando hay que defender. El rondo se inicia en la defensa y llega hasta el área rival hasta que alguien puede desequilibrar en una explosión de talento individual.

Las secuelas de la espectacular transformación impulsada por Guardiola fueron la pacificación del club y el estallido del Real Madrid. Mientras Joan Laporta pudo echar tierra sobre la moción de censura, el 2-6 del Santiago Bernabéu hizo saltar por los aires a Vicente Boluda, el presidente interino que heredó el trono de Ramón Calderón, y precipitó el advenimiento del 'segundo imperio galáctico' de Florentino Pérez.

El madridismo quedó tan atacado de los nervios que aún hoy, al menor estornudo, se va de urgencias para descartar una pulmonía. El 2-1 frente al Sevilla ha generado ríos de tinta en torno a la 'cristianodependencia' y a la capacidad de Manuel Pellegrini para gestionar a los galácticos. Tras invertir 250 millones de euros en fichajes, el Madrid se autoimpuso la obligación de emular el triplete blaugrana, antes de definir a qué quiere jugar.

Mientras, a 600 kilómetros, todos los pretendientes a la poltrona blaugrana intentan capitalizar los éxitos deportivos del último año de cara a las próximas elecciones. Las maniobras preelectorales ya se han desatado dentro y fuera de las oficinas de Arístides Maillol, pero hay un único punto en el que todos, todos los aspirantes, se pondrían de acuerdo en un hipotético debate: Guardiola es el futuro.

La directiva va de cabeza para que renueve su contrato; los aspirantes le sitúan como futuro mánager deportivo a la británica, con plenos poderes. Pep se mantiene imperturbable: se esfuerza porque la plantilla se quede al margen de las intrigas de palacio y aplaza cualquier decisión en torno a su futuro hasta que el socio se pronuncie en las urnas.

¿MANAGER A LA BRITANICA?

¿Será Pep el Alex Ferguson del Barça? Quizás sea más correcto preguntarse: ¿Querrá Pep ser el Alex Ferguson del Barça o preferirá buscar nuevos retos? Su labor del último año le sitúa en la cima de los técnicos europeos. Andy Roxburgh, director técnico de la UEFA, explicó en el XI Foro de Entrenadores de Clubs de Elite celebrado en Nyon a principios de septiembre que la opinión unánime de los técnicos "es que no se puede copiar al Barça. Es algo que Rinus Michels empezó y que a lo largo de los años se ha instaurado en ese club, una manera de jugar al fútbol".

Roxburgh consideró que la clave "es la continuidad en la cultura de un club y de la filosofía de un entrenador. Si cambias a un entrenador cada cinco minutos, no puedes esperar ningún tipo de desarrollo". Nadie como Guardiola, forjado como futbolista en La Masia, representa esa continuidad, pero hay quien piensa que Guardiola no se eternizará en el banquilo.

Algunos van incluso más allá en sus sentencias: "Pep es demasiado inteligente para estar en el mundo del fútbol y se lo he dicho a él", afirmaba Jaume Roures en SPORT semanas atrás, e incluso iba más allá: "De hecho, sería mejor presidente que entrenador". Seguro que a más de uno le dio un síncope al leer esta frase.

La fama de 'enfermo de fútbol' que arrastra Pep Guardiola está justificada y seguramente se mantendrá más cerca de los terrenos de juego que de los despachos. En cualquier caso, propuestas no le faltarán.

Incluso Fernando Hierro, director deportivo de la Federación española y buen amigo de Pep, piensa en él como un posible recambio de Vicente del Bosque, a medio plazo, ahora que más influencia tiene el 'modelo Barça' en la selección. Al final, será lo que Josep Guardiola decida pues él es quien lidera la revolución.

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