Continúa la larga sequía goleadora de Luis Suárez en Europa fuera del Camp Nou

Luis Suárez volvió ayer a la titularidad después de haber empezado en el banquillo contra el Valencia. Su salida al terreno de juego el pasado sábado fue fulgurante. Primer balón que tocó, gol. Cerró ese encuentro con otro tanto. Dos en total en su reaparición después de la lesión sufrida en el sóleo ante el Athletic.

Ante el Dortmund, sin embargo, no tuvo la misma suerte. Y no sería porque no buscara el gol con denuedo e ímpetu. Desde el comienzo del partido tuvo una gran movilidad, jugando de espaldas a la portería alemana y buscando siempre la pared tanto con Ansu Fati como con Griezmann. Ahí el uruguayo se mostró cómodo. Lo demostró en una pared de cabeza con el francés de gran calidad.

Debido a la falta de llegada ofensiva del Barça, a Luis Suárez no le quedó más remedio que bajar en muchas ocasiones hasta el centro del campo para combinar y tocar balón. Todo ello le ocasionó un considerable desgaste físico.

Sin duda alguna, su mejor acción la afirmó en el inicio del segundo tiempo, cuando él solo fabricó una jugada de peligro que el meta local envió a saque de esquina. 

La entrada de Leo Messi en el terreno de juego hacía presagiar alguna diablura del tridente. Lo intentaron, sí, pero no salió como ellos querían.

Total que Luis Suárez continúa con la pólvora mojada en campo contrario en la Champions League. Ya son cuatro años exactos sin ver portería en Europa como visitante. Su último gol lo marcó el 16 de septiembre de 2015 ante la Roma. Por lo tanto, ha llovido.