Un clásico que es una final

El clásico crea una gran espectación mundial

El clásico crea una gran espectación mundial / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

En la Plaza de la Puerta Sol hay más ambiente de Navidad que de clásico. En la confluencia entre las calles Preciados y Montera, bajo un imponente árbol iluminado, varios personajes de Disney intentan captar la atención de los turistas con el objetivo de hacerse (y cobrar) una foto. Son hombres disfrazados en busca de una propina.

Ajenos, totalmente, al decisivo duelo Madrid-Barça de este mediodía. Más pendientes de los posibles millonarios que bajan borrachos de euforia de la popular administración de lotería Doña Manolita, a escasos 100 metros de distancia. Los 11 millones de euros que repartió ayer este histórico establecimiento (8 correspondientes al Gordo, el 71198) centraban más la atención de los curiosos y los periodistas que los dos aficionados blaugranas que paseaban discretamente por la zona. Su única identificación culé era una bufanda. Y su cara de despistados. 

Y es que este clásico llega en fechas poco comunes. Y rodeado de tantos acontecimientos trascendentales (la Lotería de Navidad y las históricas elecciones en Catalunya) que pasa prácticamente desapercibido. Nadie en Madrid hablaba ayer del duelo de este mediodía en el Bernabéu. Ni siquiera el famoso y genial chef Dabiz Muñoz, que ha rechazado amablemente la invitación al palco “porque tengo que currar”. Su restaurante, Diverxo, está lleno. A rebosar. Y eso que solo tiene 12 mesas. Pero el show gastronómico que ofrece provoca tanta devoción que es imposible conseguir una reserva hasta después del 

verano del 2018. Una locura. 

Dabiz no estará en el clásico. Pero me juego lo que sea que, en pleno servicio, estará pendiente del partido. Porque, aunque este Madrid-Barça haya llegado casi de puntillas, en el momento en que dé inicio el encuentro, centrará la atención de medio mundo. Como sucede siempre que se enfrentan ambos equipos. Y especialmente hoy, con la Liga en juego. En juego, sobre todo, para el conjunto de Zidane. Los blancos están obligados a ganar para no decir adiós al campeonato. Cualquier resultado que no sea una victoria significará decir adiós al título. 

CUATRO MESES DESPUÉS

El Barça llega a +11 (aunque el Madrid tiene un partido aplazado por el Mundial de clubs) y, si gana, dará un golpe definitivo a la competición. ¿Quién lo iba a imaginar hace solo cuatro meses, cuando los blaugranas fueron humillados por los blancos en la Supercopa de España? Muchas cosas han cambiado desde agosto. Especialmente la mentalidad del equipo de Valverde. Es mérito del entrenador, sin duda, haber propiciado esta enorme transformación. En un tiempo récord.

El Barça hoy es un equipo sólido y solvente. Eficiente. Invencible. Con una trayectoria impecable en las tres competiciones. Y dispuesto a ganar la Liga en Navidad. Los blaugranas saben que si vencen este mediodía en el Bernabéu (como ya han hecho seis veces en las últimas diez temporadas) dejarán sentenciado el campeonato. Y dejarán KO al Madrid. Antes de Navidad.