La redención de Eric García

El central (22 años) cedido por el Barça al Girona está compitiendo a la altura que se le presuponía en el Camp Nou, donde la presión pudo con su rendimiento.

Eric García es de los jugadores con más alto porcentaje de acierto en posesión, lo que le convierte en seguro de vida dentro del estilo de juego del Girona.

Su buena temporada con los catalanes mantiene viva la esperanza de que sea uno de los centrales de España en la Euro. Su cesión parecía descartarlo.

Eric García, en una acción del duelo de Liga ante el Alavés

Eric García, en una acción del duelo de Liga ante el Alavés / Agencias

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El Girona es una factoría mancomunada de rendimiento. Todos sus integrantes ejercen liderazgo en la cooperativa del esfuerzo que supone tener a los catalanes peleando por LaLiga. Todo un éxito. Pero entra tanto esfuerzo colectivo, voces individuales se elevan para reclamar sus cuotas de protagonismo. Ninguna tan reivindicativa como la de Eric García, central joven (22 años) que ha pasado de ser objeto de crítica recurrente en el FC Barcelona y la selección española a ser pieza clave del éxito de Míchel y sus muchachos.

Un éxito que en las apuestas deportivas de Betfair le hace ser el segundo candidato al título con las mismas probabilidades implícitas que el FC Barcelona (14%) y también firmísimo candidato a jugar Champions la próxima temporada, con una probabilidad implícita del 93% por delante incluso del Atlético de Madrid, un fijo en esta competición desde la llegada de Simeone.

Eric García, firmeza al estilo Barça

 

Es Eric García un caso particular de jugador que, bajo la batuta de Guardiola, en el Manchester City, desplegó virtudes de claro ADN Barça, pero que ha necesitado de su paso al Girona para demostrar. Entre las más destacas, su capacidad para jugar la pelota desde atrás sin que la bola le quemara. Una cualidad que destacó el entrenador de Santpedor o Xavi Hernández. También un Luis Enrique que lo convocó para la Selección Española cuando su currículum aún era incipiente.

Pero ese caminar por el alambre con el esférico en los pies le valió algunos sustos, fallos y goles que, en escenarios tan gigantescos como el de estos tres equipo,s le supusieron un enorme Sambenito de jugador poco apropiado para el puesto de central, donde todavía manda la imagen de la contundencia por delante al trato de balón. Lo físico por delante de lo técnico.

Cesión para reencontrarse

 

Por eso no sorprendió que el FC Barcelona se desprendiera de él este verano. Cedido, eso sí, para enrolarse al norte en las filas del Girona, un equipo que (causalidades) pertenece también al City Group, el dueño del Manchester City. Con contrato con el Barça hasta 2026, el Camp Nou prefirieron abrir camino a Íñigo Martínez, Ronal Araujo o Kounde, futbolistas que, sin ser de mal trato de balón, lucen más virtudes físicas que Eric García. Pero en un ejercicio de justicia poética, está siendo precisamente Eric García el que está luciendo más en Girona explotando esas características que lo marcan frente a la zaga azulgrana, señalada este curso por sus problemas para evitar encajar goles.

Con un porcentaje de acierto en el pase cercano al 90% partido sí, partido también, bajo la batuta de Míchel, Eric García no solo está pudiendo jugar como le gusta, sino hacerlo con protagonismo para dinamizar un equipo que juega al toque y al galope, esto es, que no le importa tener la pelota, amasarla y dominar al rival con ella (como le sucedió en el Camp Nou), pero que tampoco le importa salir por velocidad a la contra si es necesario. Y ahí Eric García también aporta desplazamiento largo de balón.

Todo sin perder capacidad defensiva. Porque a Eric García no le hace falta ser fiero al choque, sino rápido al cruce (casi siempre bien posicionado en esta etapa en Girona) para lucir una capacidad rocosa que lo transforma en uno de los mejores centrales del campeonato, algo que incluso alimenta sus esperanzas con España. La posibilidad de ir a la Euro 2024 está encima de la mesa, algo que parecía que con su salida al Girona podía quedar descartado. Pero más al contrario. Es otro de los milagros de este éxito mancomunado que es el equipo de Míchel.