Con la retirada esta temporada de Alejandro Valverde es indudable que el ciclismo español cierra una etapa. Por primera vez en dos décadas, el ciclismo hispano no contará ni con Alberto Contador, ni con Alejandro Valverde ni con Joaquím “Purito” Rodriguez. Las tres estrellas del ciclismo nacional de los últimos años serán, a partir de la próxima temporada, historia de este deporte.
Ahora al ciclismo español le toca fiar sus opciones a las jóvenes promesas que como Carlos Rodriguez, Juan Ayuso o Raúl García Pierna apuntan grandes cosas.
Que estamos ante un fin de ciclo no es una opinión. Es una realidad. Entre los tres ciclistas dejan un vacío enorme y es que sus victorias en grandes vueltas y en monumentos están en cuantía y calidad al alcance de muy pocas naciones.
Un fin de ciclo que lleva implícito un cambio de etapa y el cierre de toda una realidad que ha sido muy potente durante un prolongado periodo de tiempo.
Hay que buscar nuevos nombres y nuevas figuras, pero hacerlo sin las dichosas comparativas y sin buscar lo que ya sabemos que no vamos a encontrar. No vamos a encontrar a un ganador nato como Alejandro Valverde, no vamos a encontrar a un especialista en muros como Purito Rodriguez ni a un ciclista con la regularidad en grandes vueltas de Alberto Contador.
“Hay que buscar nuevos nombres y nuevas figuras, pero hacerlo sin las dichosas comparativas”
Tanto Juan Ayuso como Carlos Rodriguez son ciclistas diferentes. La exigencia del ciclismo actual es máxima y esto les obliga a ser más versátiles que nunca. Para marcar diferencias en la actualidad tienes que subir bien, contrarrelojear a la perfección, ser hábil en los descensos y por supuesto tener una buena punta de velocidad.
También está por ver de lo que son capaces otros nombres como Igor Arrieta, Raúl García Pierna o los todavía amateurs Pablo Castrillo y Fernando Tercero. Ciertamente apuntan grandes cosas, pero compararlos con los ya mencionados Contador, Purito o Valverde es un grave error. Básicamente porque comparar épocas no es nada positivo y porque lo único que conseguimos es cargar de presión a unos jóvenes que lo último que necesitan es que alguien les diga lo que tienen que hacer.
El ciclismo se ha vuelto un deporte mucho más anárquico e incontrolable. Los Pogacar, Evenepoel o Van der Poel de turno te sorprenden ya a más de 100 kilómetros para la meta.
El ciclismo descontrolado e imprevisible ha vuelto. De esta forma no podemos tratar de controlar lo incontrolable. Dejemos paso a la improvisación, a las sorpresas y al saber hacer de una nueva generación que reboza talento a raudales.
Dentro de unos años llegará el momento de hacer la valoración pertinente y por lo tanto de ver si esta atrevida apuesta ha dado, o no, sus frutos.
No nos cabe la menor duda de que lo tienen realmente complicado, sin embargo, su incuestionable talento nos anima a pensar que todo es posible y que España puede volver a estar al frente de las grandes clasificaciones generales y de las mejores clásicas de un día del mundo.
La competencia es feroz. Países como Colombia o Eslovenia están en pleno auge deportivo, mientras que otras naciones como Bélgica o Italia mantienen su excelente nivel histórico. Hacerse un hueco entre la elite no será para nada tarea fácil, pero si las cosas se hacen bien desde la base, se apuesta fuerte por el ciclismo, las federaciones centran sus esfuerzos en el mantenimiento y creación de escuelas de ciclismo y los corredores son capaces, ya desde jóvenes, de mostrar un alto nivel de sacrificio, llegar a lo más alto no va a ser tan y tan complicado.
Olvidémonos por completo de tener que pagar por correr, de profesionales que no tienen unas condiciones laborales dignas. Olvidémonos de todo esto y empecemos a construir desde el agradecimiento, la pasión y el sacrificio. 3 aspectos que nos han llevado a ser la nación que somos. Reflejarse en la pasión que se vive por el ciclismo en países como Colombia seguro que ayudaría a crear más escuelas y en definitiva a tener al ciclismo como una alternativa real al futbol o al baloncesto.
