El ciclismo español siempre ha estado vivo y aunque haya tenido periodos sin grandes éxitos, siempre ha estado luchando por las grandes carreras. Una nómina larga de corredores han conseguido poner a España en lo más alto de los podios internacionales y mundiales. La Itzulia es el claro ejemplo que el ciclismo nacional ilusiona a unos aficionados que quiere volver a vibrar como lo hicieron en su día con Indurain, Contador y Valverde.
La última etapa de la Vuelta al País Vasco fue un éxito rotundo para los españoles. El primero que lo intentó y que demostró su inconformismo fue Marc Soler. El catalán atacó desde el grupo principal con más de 70 km, aun por recorrer para superar al escapado William Junior Lecerf.
La ambición de Soler continua intacta y lo demostró alcanzando la cabeza de carrera. Precisamente, ayudó a su compañero, Juan Ayuso, también reducir distancias con cabeza de carrera.
Pero, lo mejor estaba por venir, Ayuso, que quería el liderato de la carrera, no se lo pensó y atacó en la última subida. El catalán salió disparado y solo Carlos Rodríguez pudo seguir al líder del UAE Team Emirates.
Calidad española
La unión hace la fuerza, el dúo español trabajó conjuntamente para ampliar su ventaja sobre los perseguidores hasta más de medio minuto. Así, la victoria general estaba asegurada para Ayuso, que cedió la victoria de etapa a Rodríguez.
Dos victorias de dos de las mejores estrellas nacionales que demostraron el poderío de los españoles en el pelotón ante rivales de entidad como Sepp Kuss o Esteban Chaves.
Los dos triunfos de Ayuso y Rodríguez muestran que los amantes al ciclismo en España aún se pueden ilusionar con los ciclistas actuales y las generaciones futuras. Se esperan grandes éxitos en las carreteras y en las mejores pruebas del WorldTour.
