Las gafas son muy importantes cuando montamos en bicicleta, tanto en carretera como en bici de montaña; tanto si hace sol como si está nublado; tanto si somos amateurs como si somos profesionales. De hecho, podríamos decir que son un elemento esencial de cualquier ciclista que se precie.
Las gafas no solo aportan comodidad a la hora de montar en bici, evitando que el sol nos deslumbre, sino que además protegen una parte muy sensible de nuestro cuerpo: los ojos. Mientras montamos en bici, sobre todo cuando circulamos a mucha velocidad, aumenta el riesgo de que nos entre algún bicho en el ojo o incluso nos salte alguna piedrecita que pueda dejarnos sin ver durante un tiempo o incluso que pueda lesionarnos.
Evidentemente existen muchos tipos de gafas en el mercado y, como podrás suponer, no difieren únicamente por lo estilosas que sean, sino que hay otros muchos factores que deberás tener en cuenta cuando elijas tus gafas. Para saber cómo elegir correctamente gafas de ciclismo, os presentamos 4 aspectos (más dos menos importantes) que debes tener en cuenta a la hora de comprarte unas.
1. Campo de visión
Si te fijas, la mayoría de las gafas de ciclismo son bastante amplias, cubriendo la cara no solo los ojos, sino también por los laterales. Esto permite ofrecer un campo de visión amplio, claro y nítido. Al ponernos las gafas debemos mirar precisamente por los laterales para comprobar que no vemos los objetos distorsionados como consecuencia de la curvatura de la lente.
Lo ideal es que tengamos los mismos puntos de visión que si no lleváramos gafas.
De hecho, los últimos modelos de gafas para ciclistas han eliminado la montura para precisamente evitar esos puntos muertos y esas zonas de visión reducida que puede provocar la propia montura.
2. Calidad y tipo de lente
Como ocurre en cualquier gafa, la lente es la parte más importante. Y por tanto, la que tenemos que tener más en cuenta a la hora de tomar una decisión sobre qué gafas comprar.
Evidentemente la lente deberá estar homologada y tener la certificación de la normativa de la Unión Europea sobre el nivel de protección contra las radiaciones ultravioletas. Esto garantiza que las lentes cumplen con unos estándares de calidad y que, por lo tanto, nos protegen como deben del sol.
Una vez comprobemos este dato deberemos fijarnos en la categoría del filtro solar, el cual dependerá del porcentaje de absorción de luz. Las transparentes serán recomendables para las salidas nocturnas y en días de lluvia. Las más oscuras estarán recomendadas para días con sol muy intenso, sobre todo en verano.
Más allá de las categorías, también es importante conocer los distintos tipos de lente. Las fotocromáticas cambian su tonalidad (y por tanto la absorción de luz) en función de la luminosidad. Es una fantástica opción para bicis de montaña y entornos donde puedan existir cambios bruscos de luz. Por otra parte existen lentes polarizadas que evitan los destellos y reflejos que producen superficies que reflejan la luz, como la nieve o el agua. Finalmente están las monocromáticas, aquellas más clásicas o convencionales, donde la filtración es fija.
Todo esto nos lleva a una clara conclusión: el tipo de lente que elijas dependerá del tipo de ciclismo que practiques. Si ruedas a primera hora de la mañana o a última de la tarde te convendrán unas lentes que cambien en función de la luz que reciben. Si montarás en zonas nevadas, mejor unas polarizadas.
3. Dureza y resistencia a impactos
Una buena gafa te protege una de las partes más delicadas del cuerpo: los ojos. A la hora de escoger es importante tener en cuenta qué resistencia ofrece a impactos y golpes que se pueden producir mientras montamos en bici, tanto en ciclismo de carretera como en MTB.
Además es importante asegurarnos de que en caso de caída la lente no se astille, pues algún trozo de la misma puede acabar en el ojo, lo cual multiplicaría el peligro y el daño.
4. Comodidad
El tamaño, la curvatura y la sujeción son tres puntos clave a tener presentes cuando hablamos de gafas para ciclismo.
La gafa debe adaptarse a nuestra cara y ser lo suficientemente grande como para que nos sea cómoda. La medida ideal es aquella que nos cubre completamente los ojos y deja un cierto espacio tanto vertical como horizontalmente.
Por su parte, la sujeción es básica para que no se nos caigan las gafas mientras montamos en bici, tanto en bici de montaña (donde habrá más “movimiento”) como en bici de carretera
Además, no olvidemos que debe estar perfectamente colocada sobre la nariz y las orejas, sin que acabe haciéndonos rozadoras o nos genere molestias.
Dos aspectos extra menos importantes
A nivel de ligereza, la diferencia de peso de una a otra gafa es ínfima y achacar un mal resultado al peso de las gafas sería bastante absurdo. Pero si nos ponemos tiquismiquis, deberíamos meterla en este listado.
Igualmente, la ventilación es secundariamente importante. El aire normalmente circula de manera natural alrededor de nuestra cara, lo que impide que se empañen. Sin embargo, es cierto, que en algunas situaciones puede llegar a ser importante, por lo que algunas gafas incluyen un sistema antivaho.
Seguro que ahora, tras conocer estos detalles, no elegirás las próximas gafas que te compres pensando únicamente en el color y lo bien que te quedan.
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