De ‘Globero’ a Rey del Postureo: 10 consejos para triunfar en el mundo del ciclismo moderno

No ser un globero es el objetivo, pero no es tan fácil como pensar que te despertarás siendo un profesional del pedal mañana mismo.

Los “globeros” somos los rebeldes del asfalto, los que desafiamos los estereotipos ciclistas, y hacemos que las “grupetas” se conviertan en un desfile de risas.

La definición de un ciclista globero es sumamente amplia y subjetiva, pero lamentablemente, suele ser objeto de burlas y comentarios despectivos en los círculos ciclistas más experimentados, conocidos como “grupetas”…

Si quieres pasar de ser un ciclista común y corriente a un auténtico rey del postureo, necesitas algunos consejos clave. Aquí te dejamos la hoja de ruta para transformarte en un auténtico “ciclista pro”.

Conjúntate con estilo

Antes de salir, dedica un tiempo a mirarte al espejo. Sí, mirarte al espejo se convierte en parte de tu entrenamiento diario. Asegúrate de que tus colores estén en perfecta armonía y que tu atuendo sea impecable. Nada de maillots publicitarios o elecciones de ropa dudosas. Vestirse como un ciclista es un ritual sagrado y una prioridad en la vida de un “pro”.

Sal con lo mínimo

Si deseas mantener tu elegancia, debes salir con lo mínimo. Esto significa salir a entrenar con la equipación esencial. Olvídate de llenar los bolsillos traseros con comida, herramientas o ropa de abrigo. A diferencia de los profesionales, los ciclistas aficionados minimizan su carga. Algunos incluso salen sin cámara de repuesto. Todo en busca de esa apariencia “pro” y liviana.

Come en pequeñas porciones

Puede sonar duro, pero en busca de la “finura”, algunos ciclistas llegan al punto de pasar hambre en ciertos momentos. Vestir una talla menos es esencial, y los ciclistas más delgados se ganan la admiración de sus compañeros de ruta. Los aficionados no pueden pasar tantas horas entrenando como los “pros”, así que deben cuidar su figura en la mesa. Elogios como “¡Qué esbelto estás!” son la recompensa.

Presume en Instagram y Strava

En este mundo, el “postureo” es tan importante como el entrenamiento en sí. ¿Para qué entrenar si no lo compartes en Strava? ¿Qué sentido tiene tener el último potenciómetro si no lo muestras en tu Instagram? Si deseas destacar en tu grupo de ciclistas, debes ser un maestro en las redes sociales. Conviértete en el referente de tu grupeta.

Desayuna con estilo

Olvida los desayunos a base de carne a la brasa o huevos fritos con bacon. Si quieres dejar de ser un globero, elige con cuidado dónde repones energías. El bar del pueblo ya no está a la moda para un rápido “pit stop”. Ahora se lleva la leche de soja y pagar más de 10 euros por unas tostadas con aguacate y un zumo natural. Es la norma. Del mismo modo, si eres un asiduo a estos lugares, asegúrate de etiquetarlos en tus redes sociales.

Renueva tu equipo constantemente

Rascarse el bolsillo es un requisito fundamental para los ciclistas 2.0. Tus compañeros de entrenamiento no deben verte con el mismo conjunto todos los días. Renovar tanto tu equipo como tu ropa es esencial si deseas estar a la última. La inversión en moda ciclista es un precio a pagar por cambiar de estatus.

Depílate

Nada es más espantoso que ver a un ciclista con piernas peludas. Si no tienes tiempo, ni se te ocurra ponerte culote corto. La temperatura no es excusa.

Mantén tu bicicleta impecable

La limpieza de tu bicicleta es otro detalle crucial. Rodar con una bicicleta llena de barro es un pecado del globero. Si deseas dejar de serlo, mantén tu bicicleta siempre reluciente. Nada es más irritante que rodar con alguien cuyas juntas chirrían en cada pedalada. Tu bicicleta es un complemento importante para tu imagen.

Consigue un tatuaje emotivo

Los tatuajes añaden un toque de glamour, así que si estás considerando hacerte uno, asegúrate de que sea algo emotivo y, de ser posible, en otro idioma. “Cool”.

Conviértete en un amante del café

Todos los ciclistas aman el café. El famoso #cofferide ha marcado tendencia, así que comienza a explorar las distintas variedades de café. Algunos ciclistas se convierten en auténticos baristas, perfeccionando la preparación de café con leche como un arte.