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Correr, viajar, vivir

Nuestro articulista Alfredo Varona  (@alfredovaronaa), junto al entrenador Antonio Serrano (@aserrano1965), han escrito este libro que significa calidad de vida. Aquí les dejamos el kilómetro cero en el que Alfredo lo explica con sinceridad valiente…

Correr, viajar, vivir. De eso va a tratar este libro. No hay otro objetivo más honesto ni más  valioso que el de demostrar que esas son actividades compatibles destinadas a viajar y a vivir en paz. Una fábrica de momentos inolvidables que enriquecerá nuestra vida y nuestro álbum de fotografías. La letra de una canción capaz de convertir un sentimiento en realidad, de unirse como un libro de geografía e historia en tercero de la ESO o de explicar que se escribe como se corre. Un plan de vida que está en venta y que nos aconseja abrir la caja fuerte de las emociones y encontrar las carreras que nos hagan más felices.  Cada una con su propia partida de  nacimiento. Al final,  todas son dignas de organizar un viaje que nunca será como los demás. En la diferencia está lo inolvidable en cualquiera de nuestras comunidades autónomas: las visitamos todas, fuimos a todas buscando carreras distintas y consejos de primera mano.  Su vida y su propia cultura que no sólo se manifiesta en su industria o en sus paisajes. También en las voces de los organizadores, en el asalto de cada kilómetro o en la bolsa del corredor que se nos entrega a cada uno de los valientes que terminamos esa carrera, tal vez la carrera más importante del mundo.  Con los sentimientos no se juega.

Un día pusimos el kilometraje a cero y nos lanzamos a la carretera sin limitaciones. No tuvimos miedo. Una naturaleza espléndida nos permitió llegar a ciudades  donde nos esperaban gentes que estábamos deseando conocer. Hoy, sus ideas forman una parte imprescindible de este libro. Sus experiencias, sus anécdotas, sus vidas capitalizadas por tantos kilómetros y tantos esfuerzos. Así que por unos días decidimos correr y vivir a su lado. Viajar sin prisa y sin miedo a los recorridos más duros ni a terminar una carrera frente a la Catedral de León o La Maestranza de Sevilla.  Una vida distinta en la que habita la brisa del mar, el aire del campo o la soledad de las ciudades que intercambian a ciudadanos por corredores los domingos a primera hora de la mañana. Sueños anónimos y cabezas de oro. El resultado fue claramente maravilloso. El día que llegamos a meta regresamos a nuestras vidas y a sus horarios de oficina con una diferencia. Volvíamos mas felices. Habíamos demostrado que correr es algo más que correr. Una afición que tiene su propia vida y su propia cultura. Un itinerario infinito que nos invita a conocerlo y a explicarlo con motivo sea en un viaje a la Alcarria, en el Camino de Santiago o en un fin de semana en Alicante. Por todos los caminos se puede llegar a Roma y aquí sólo pretendemos demostrarlo, sin dudas y con realidades bien educadas: las que nacen de estas 67 carreras populares que vamos a poner de ejemplo.

Hay tanto por descubrir que nunca lo descubriremos todo. Sería imposible. Pero la magia de este libro está en resumir lo inolvidable sin escandalizarse o en demostrar con honradez que correr también es cultura. Si realmente lo logramos en estas páginas, nos damos por satisfechos. Si conseguimos que los lectores sientan lo que nosotros, la misma tentación por viajar de noche y correr de día, ya sólo nos faltará quedar a comer el día que ustedes prefieran. Descubriremos tantos puntos en común que nuestra amistad podría ser para toda la vida. Puede que hasta averigüemos la carrera perfecta o la que más distancias recorta con la perfección. Una maniobra a medida de cada uno de ustedes, en cualquier caso. No hay nada más democrático que aficiones como ésta de correr, distanciada completamente de la rutina y sin las exigencias de un contrato de trabajo. Tenemos esa ventaja y debemos encontrarla con el consentimiento de esos organizadores que defienden que “el valor de una organización no está en el trato que recibe el primero, sino en el trato que recibe el último”. Si aceptamos eso lo aceptamos todo, hasta correr enfrente del Museo del Prado.


“Cada viaje significó un descubrimiento que nos ayudó a retratar carreras como si tuviésemos una cámara de fotos en la cabeza”

En su búsqueda, nos citamos un periodista como yo, que ama escribir desde la infancia, y un entrenador de atletas, Antonio Serrano, que a los 51 años no perdió ni rastro de la pasión que lo vio nacer. Entre los dos hemos escrito el libro que nos hubiera gustado leer. No ha habido dudas, sino agradecimiento. Alguna vez hasta nos acordamos del cine de Billy Wilder cuando defendía aquello de que “es aburrido ver a alguien entrar en una casa por la puerta. Es mucho más interesante cuando entra por la ventana”. De ahí que cada ciudad fuese como una jornada de reflexión en la que reinventarse.  Una nueva posibilidad de organizar esta  historia con la humildad de los emprendedores y sin hacer daño a nadie. Invertimos horas en preguntar y en escuchar lo que no conocíamos. Fue lo más maravilloso del mundo. Cada viaje significó un descubrimiento que nos ayudó a retratar carreras como si tuviésemos una cámara de fotos en la cabeza. Recorrimos territorios antiguos y modernos que nos transmitieron energía  positiva.  Un legado imprescindible para escribir con los pies en el suelo. No consentimos que la pasión nos confunda a ustedes ni a nosotros. Entre todas las posibilidades que existen elegimos la cabeza. Antonio Serrano lleva más de veinte años de entrenador de atletas. Por eso da la sensación de que ha vivido este libro como si fuesen unos Juegos Olímpicos. Tenía que ser así, porque los desafíos son así. Sea corriendo o escribiendo que tal vez en esta ocasión vuelven a ser actividades complementarias. No sabría vivir la una sin la otra, sin encontrar las palabras capaces de ajustar en la página tanto instinto de curiosidad.

Hoy, este libro da respuesta a miles de preguntas. En él cualquier página tiembla como si estuviera viva. Su combustible está en las palabras y en los recuerdos. Su valentía en el riesgo de elegir 70 carreras y su honradez es la de pedir perdón a las que se quedaron fuera sin motivo. Pero escribir también es decidir. A veces, incluso, es mejor tener valor que tener razón. Quizá por eso llegamos a la línea de meta en Madrid, en el kilómetro cero de la Puerta del Sol, a las puertas del cielo, las siglas del esfuerzo. Allí seguimos sin despegarnos de nuestra idea original: uno debe correr descansado y descansar lo que corre. Antonio Serrano pasó días encerrado en casa junto a las teclas del ordenador buscando cada consejo, repasándolo y acaso viviéndolo como si él fuese uno de ustedes. Porque nuestro destinatario esta vez figura en corredores aficionados, héroes sin escultura contratados para vivir, no para ganar. Fotografías absolutamente anónimas que representan a médicos, albañiles o estudiantes. Un escenario, por lo tanto, inseparable de esta primera declaración de intenciones en la que abogamos siempre por corredores a largo plazo. Siendo así, este libro nos valdrá para toda la vida, incluso, cuando llegue nuestra edad de jubilación. Entonces también podríamos sacar jugo a esa idea que lo gobierna y que demuestra a cualquier hora que correr es cultura. Las 70 carreras, que lo acompañan, sólo son su prueba más fiel. Al fin y al cabo, no hay casi nada más democrático en esta vida que un dorsal en versión original.  No sólo nos ayudará a dormir mejor. También a despertar con más entusiasmo o a diseñar nuestra propia vuelta a España corriendo. Porque, en realidad, este libro es eso: el resumen de una buena calidad de vida.


Correr, viajar, vivir: 70 carreras imprescindibles para conocer España. Un recorrido por las 17 comunidades autónomas para los amantes del running.

Editorial: Ediciones Temas de Hoy
Número de páginas: 224

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