Robar el balón

Lo más difícil en el mundo del fútbol es hacer un gol. Y por eso el Barça es el mejor equipo del mundo. Messi, Neymar y Suárez aseguran el gol en todas las circunstancias: con un buen o mal partido y con más o menos producción de fútbol. El caso es que, como el grupo lo está haciendo casi todo bien, los resultados son los que son. La alegría de Luis Enrique, sin embargo, reside en el comportamiento defensivo de su Barça. En los últimos 9 partidos ha encajado dos goles (Eibar y Roma) mientras que en los 13 primeros fueron 22, con solo dos partidos con la portería a cero, con una serie terrible de 8 partidos consecutivos encajando y dos encuentros seguidos con la friolera de 4 goles recibidos (las supercopas). El Barça del triplete empezó la temporada sobrado, olvidando que nada es posible sin robar el balón. Que se lo pregunten al Real Madrid. ¿O es que Ronaldo, Bale, Benzema, James, Modric y Kroos -podríamos añadir a Isco y Kovacic, o a defensas como Marcelo, Danilo, Carvajal o Ramos- no dan miedo por si mismos? Esos son los futbolistas que hicieron el ridículo ante el Barcelona. Como no tenían el balón y, sobre todo, como no fueron capaces de quitárselo se desesperaron hasta la locura del 0-4. Por aptitudes individuales, pero también por incapacidad colectiva, el Madrid de Benítez tiene un grave problema.

Honor a lo que está haciendo el Barcelona. A pesar de ser el equipo con más posesión de balón (64% de media) ofrece unos datos increíbles en la recuperación, cerca de 80 balones en los últimos encuentros. La presión tras pérdida iniciada por Suárez, alimentada por Piqué avanzando la línea defensiva y continuada por la vigorosidad de todos los futbolistas anulan la creación del rival. Ante el Madrid, por ejemplo, el Barça recuperó 12 balones más a pesar de tener el 61’5% de la posesión. Curioso dato.

Volvemos al origen de la reflexión: robar el balón para el reto final, que los tres delanteros del Barcelona lo tengan cuanto antes.