La pista del Levante

Y LA DEL ATHLETIC, MÁLAGA, ATLÉTICO... Cada uno con sus matices pero con la misma esencia. Todos los equipos saben que Messi, Neymar y Suárez son imparables y, por tanto, más que pararlos a ellos lo que intentan es crear los máximos cortocircuitos posibles para que el balón no llegue a sus pies. Todos los equipos excepto el Valencia. Lo de los entrenadores ingleses (como Gary Neville) es de juzgado de guardia. Él lo vio todo al revés y así le fue: 7-0. 

El 0-2 del Levante mostró un escenario en que los dos puntas locales, Rossi y Deyverson, encimaban a los centrales Piqué y Mascherano para que no pudieran contribuir en la salida del balón. Además el media punta, Morales, tapaba al medio centro Sergi Roberto, para que no participara del juego. O sea, sin el primer triángulo creativo activo la única opción para la salida eran los laterales. Y claro, no es lo mismo. Además,  a diferencia de otros partidos, Rubi también se atrevió a tocar la tecla ofensiva, es decir, qué hacer tras la recuperación del balón. Como los laterales Alves y Alba son casi extremos, los delanteros del Levante -que sin el balón jugaban centrados- para atacar se abrían buscando los espacios de las bandas donde, claro está, no había nadie. Opciones para Deyverson, Jefferson, Morales y Rossi.

Dijo Luis Enrique no hace mucho que con tanto partido se detectan los problemas pero solo se pueden solucionar en la pizarra. Seguro que encontrará el momento para atender a estas cuestiones. Ahora es ahora pero pronto será la hora de la verdad, la de no equivocarse ante los equipos que también aspiran a la Champions.