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Todos los fichajes son 'un melón por abrir'

Gabriel Jesus tiene la ilusión de poder jugar en el FC Barcelona

Gabriel Jesus tiene la ilusión de poder jugar en el FC Barcelona / sport

Toni Frieros

Además del título de entrenador, fisioterapeuta, traumatólogo, podólogo, preparador físico o psicólogo, aplicados todos ellos al mundo del fútbol, debería crearse la figura o la titulación del “fichaciólogo’, que vendría a ser algo así como un secretario técnico o mánager infalible, cuyas decisiones fueran tan certeras como exitosas. Es decir, que cada fichaje, como mínimo, estuviera a la altura del precio que se ha pagado por él. Cuando abonas tantos millones de euros por un jugador te estás jugando parte del patrimonio del club, si bien siempre me ha parecido que nadie, o muy pocos, reparan en eso.

Es evidente que cuando haces esa inversión estás absolutamente convencido de que saldrá bien porque, salvo honrosas excepciones, antes de un fichaje te has estudiado hasta la ficha dental del jugador. Luego, a la hora de la verdad, es un melón por abrir. Unos salen buenos, otros malos...

Nadie tiene la varita mágica para acertar. Si Sandro Rosell no hubiera convencido a Ronaldinho habría venido Kaká, que fue un verdadero fracaso en el Real Madrid a pesar de llegar como Balón de Oro. Nadie lo hubiera dicho... El mundo del fútbol está lleno de estrepitosos fracasos y también, por supuesto, de extraordinarios aciertos, esos descubrimientos, casi a coste cero, que después reportan millonarios beneficios. Sin ir más lejos, la historia de Alves, el Sevilla y el Barça. Ahora está en el candelero Gabriel Jesús. A este lado del Atlántico solamente hemos visto cortes de imágenes del delantero del Palmeiras. Dado que no existe el ‘certificado de calidad’ emitido por ningún consejo de denominación de origen, deberemos fiarnos del buen hacer, del buen tino y del buen ojo de quienes se dedican todo el año a bucear entre miles de informes para encontrar esa perla perdida en el océano, esa ganga del mercado, ese diamante por pulir. Nos guste o no, Gabriel Jesús, si viene, será un melón que solamente sabremos si tiene buen sabor o no cuando lo abramos. Lo que pasa es que ya no hay melones baratos.