DIRECTO A GOL

El Barça es, primero, un club de fútbol

Toni Frieros

Han pasado ya cuatro años, tiempo suficiente para haber podido constatar, confirmar y comprobar que la dirección general del FC Barcelona se ha olvidado de que la entidad es, por encima de todo, un club deportivo, de fútbol, con una historia detrás y unos valores sólidos. Y después, sólo después, una empresa. Se ha olvidado, también, de que primero son las personas y luego la cuenta de resultados. Antoni Rossich, el todopoderoso ejecutivo del FC Barcelona, es el máximo responsable de la última fechoría cometida con Txema Corbella, que no es un empleado más, es parte viva de una época del primer equipo. No se le puede tratar de esa forma por mucho que el presidente Bartomeu dijera que “estas cosas pasan en una empresa”. Ningún directivo lo sabía y dudo mucho que a Luis Enrique le haya hecho gracia esta decisión de prescindir de alguien tan querido y emblemático como lo fueron en su día ‘Papi’ Anguera o Angel Mur. Se me ocurren mil ideas mejores para que Rossich, que tiene un fantástico ‘bonus’, recorte en gastos como, por ejemplo, los miles de euros que se les regala cada mes a más de un asesor presidencial. La verdad es que no aprenden. En marzo, el FC Barcelona tuvo que indemnizar a quien fue el responsable de seguridad del primer equipo, Álvar Mallofré, despedido días antes de viajar a Israel y Palestina cuando fue él quien preparó esa gira. Como con Corbella, también muchos jugadores le llamaron para solidarizarse con él. Cuando se vaya Rossich, ¿cuántos jugadores le llamarán?