Una gran decepción que puede costar toda una Liga

Fue un partido con muy pocas faltas

Fue un partido con muy pocas faltas / AFP

Pichi Alonso

Pichi Alonso

ADIÓS A LAS BANDAS. El Barça exhibió muchos males en Riazor, pero el fracaso en las bandas es uno de los puntales de la derrota frente al Deportivo. Los de Luis Enrique carecieron de desequilibrio, no hubo profundidad alguna y las veces que se alcanzó la línea de fondo para centrar en condiciones se contaron con los dedos de una mano. Jugar con interiores que no tienen solvencia en el uno contra uno y optan por retrasar el balón o prescindir de laterales que rompan por banda son concesiones que se pagan caras. El Barça, sin amplitud ni profundidad se convierte en un conjunto demasiado previsible.

SIN CRACKS. Dos nombres propios acostumbrados a tirar del carro en los malos días: Neymar y Messi. Uno no estaba, el otro apareció poco y tampoco desbordó como en él es acostumbrado. Mala señal y responsabilidad trasladada a un centro del campo que no estuvo a la altura de las circunstancias. Jugadores como Denis, Arda, André Gomes y compañía no suman los puntos necesarios cuando el tridente no disfruta de un día especialmente lucido. Y para finalizar otro de esos datos que invitan a una pequeña reflexión: el Deportivo finalizó el partido con solo siete faltas pitadas en su debe. El Barça fue castigado con ocho. Cuando los azulgrana hacen más falta que los rivales es indicativo que algo no va bien. La Liga se pone casi imposible.