Por qué escuece la remontada en Madrid

Messi celebró por todo lo alto la remontada

Messi celebró por todo lo alto la remontada / FACEBOOK

Ernest Folch

Ernest Folch

Las réplicas sísmicas de la remontada siguen expandiéndose por todo el planeta y se suceden las muestras de admiración en todo el mundo. ?En todo el mundo? Casi. En el centro de la península ibérica, una ciudad se resiste al elogio: la gesta azulgrana ha provocado un severo corte de digestión que amenaza con degenerar en un amargo ataque de cólera. En Madrid, la remontada ha sido procesada como un atraco arbitral, en una secuencia que recuerda a aquel villarato inventado muy calculadamente por los mismos que ahora pretenden convertir al árbitro Ayetkin en protagonista de la gesta del Barça. La reacción se repite como un resorte freudiano, consecuencia únicamente de la impotencia blanca: cada vez que el mundo entero se rinde a los pies del Barça, se produce un ataque de rabia descontrolada en la capital. Y es que la remontada no solo escuece porque el equipo blaugrana ha resucitado en la Liga y en la Champions a costa de un Madrid que ve como se le complica seriamente el panorama.

Escuece sobre todo porque el Barça se ha apropiado del último reducto que hasta el miércoles era dominio excusivo del Madrid: el de las remontadas épicas. Desde la llegada de Cruyff el Barça se quedó la hegemonía del buen juego y un palmarés infinitamente superior. Y desde el pasado miércoles tiene en su haber la mayor remontada de la historia del fútbol. Esta, y no otra, es la razón por la cual Madrid es el único sitio donde hay resistencia a aceptar la gesta blaugrana: otro territorio típicamente blanco acaba de ser conquistado. Las hazañas blaugranas dan la vuelta al mundo. Las fábulas sobre Ayetkin, como aquellas de Obrevo, como el villarato, y como tantas otras inventadas desde que el Barça domina el fútbol, son una paranoia de consumo interno que nacen en Madrid, se desarrollan en Madrid y mueren en Madrid.