Neymar no deja indiferente a nadie

Neymar, en una imagen del partido

Neymar, en una imagen del partido / sport

Albert Masnou

A golpes de tambores para paliar el intenso frío de Anoeta (2 grados), el Barça acabó con un gafe que ya duraba demasiado. El equipo azulgrana llevaba casi una década (desde 2007) sin ganar en San Sebastián y eso afectaba al equipo de Rijkaard, al de Pep, al de Tito, al de Tata y al de Luis Enrique. Por fin se acabó con una mala racha gracias a un Barça muy serio y especialmente a un Neymar eléctrico.

El brasileño es un jugador que no deja indiferente a nadie. Aquí, en estas mismas columnas, nos hemos quejado en alguna ocasión de su rendimiento esta temporada porque no está a la altura de los anteriores, pero también es justo reconocer que Neymar es de esos jugadores que no se esconden nunca, que no dejan indiferente a nadie, que siempre pide el balón aún teniendo fresco el último error. Neymar quiere ser protagonista y es inmune a las críticas, a las patadas, a las agresiones que pueda recibir, a las tarjetas y a los errores propios. Neymar quiere siempre más. Es genio y figura.

El jugador brasileño fue un quebradero de cabeza para la Real Sociedad en la banda izquierda donde Eloustondo sufrió de lo lindo. Neymar provocó el penalty, que transformó él mismo con su estilo tan definido. Después pudo provocar otro penalty por una falta de Rulli y una expulsión a su marcador. Siempre por lo mismo, por dejar la pierna detrás esperando que el rival le acabe de tumbar con un simple toque.

Siempre hay la sombra de la duda en sus acciones, algo que pone especialmente nervioso a las aficiones locales y en jaque a los colegiados. Neymar, al igual que le pasaba a su amigo Alves, no le importa estar en el ojo del huracán, algo de lo que se alegran otros jugadores que, fuera de los focos, pueden aparecer por sorpresa. Es la grandeza de este equipo.