'Ney' o el nombre de Dios en vano

Ángel Cappa ha criticado duramente la deicisón de Neymar de irse al PSG

Ángel Cappa ha criticado duramente la deicisón de Neymar de irse al PSG / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Fantástico! Un lacito, 222 millones de euros, nos ahorramos los 26 millones de euros que quedaban de prima por haber renovado el año pasado por incumplimiento de contrato (iba a escribir por listo, por traidor pero, bueno, dejémoslo en incumplimiento de contrato) y a otra cosa mariposa, que es un animalito que le pega mucho a Neymar Júnior, pues me temo que se va a pasar la vida, como su colega y amigo de fiesta Dani Alves, yendo de flor en flor para que su papi siga forrándose a base de primas de traspaso y premios de renovación. ¡Por cierto, que no me extrañaría que la primera renovación con el PSG estuviese al caer!

Y es que de toda esta gente no te puedes fiar, como tampoco te puedes fiar del que dijo “al 200 por 100” que Neymar Júnior se quedaba en el Barça. Igual fue el mismo que fue a París a por Marco Verratti y regresó sin Verratti y sin ‘Ney’. Pero, bueno, de momento tenemos 222 millones de euros en la caja, fortuna que, por lo que se ve, no quiere nadie, pues ha sido rechazada por LaLiga (lo que hace feliz al Barça, donde piensan que “cuanto más lío y ruido, mejor”) y debería hacer reflexionar a la UEFA, aunque me temo que todo esto es un tsunami en un jarro de agua.

Cuando digo que no hay que fiarse es que ayer leí a Neymar y me puse a reír. Claro que, antes, me tiré por el suelo viendo cómo alguien que pretende ser rico y señor, como el jeque Nasser Al-Khelaïfi, falta a su palabra, lo que significa, digo, que su religión se lo debe permitir. Fijo. Ese ricachón dijo, en la televisión marroquí Medi 1 TV, que “el PSG respeta los contratos”. Eso lo dijo el primero de agosto y, tres días después, convertía en papel mojado, perdón, en papel de euros, el contrato de Neymar Júnior. Sí señor, eso es ser honrado y tener palabra. Ahora lo último que le he oído es que “en seis años hemos construido un proyecto muy ambicioso que nos ha llevado al nivel más alto del fútbol europeo y, con la llegada de Neymar, estoy convencido de que lograremos realizar nuestros mejores sueños”. Es evidente que ganará muchas Ligas francesas y cantidad de Copas, pero para ese viaje no era necesario faltar a su palabra.

Más o menos como ha hecho el falsete y fiestero de Neymar Júnior, que, encima, ha tenido el valor (cuando uno no se separa de su tribu bailona se arriesga a estos ridículos) de decir, nada más pisar París, que “Dios me ha dicho que debía hacer algo y por eso estoy aquí”. Pero ¿qué pasa, es que a este tío nadie le ha dicho que es Leo Messi quien tiene el móvil de Dios? No sé, desde luego, si ‘Ney’ habla con Dios o con San Pedro pero, al parecer, nos quiere hacer creer que ni siquiera habla con su papi. “Por segunda vez en mi vida, he desobedecido a mi padre”. Este chaval se está riendo de nosotros ¿no? Es decir, que su padre quería que siguiese en el Barça ¡ya! ¡venga, hombre, sal, juega, gana y que te vaya bonito, guapito!

Al precio que se ha puesto el kilo de futbolista normalito, igual haría bien el Barça en esperarse a enero para que se les pase la euforia recaudatoria a todos los que nos observan en plan Joan Gaspart. Yo sigo creyendo que la desaparición de Neymar acabará siendo una bendición, pues Ernesto Valverde tendrá menos miedo en meterle mano al equipo, en empezar a dejar su marca y hasta en jugar, de vez en cuando, con un eficaz 4-4-2 aunque provoque, de nuevo, a aquellos que defienden que el Barça no es el Barça si no juega con el 4-3-3 de Johan Cruyff.

Uno tiene la impresión de que al precio que se ha puesto el sustituto de ‘Ney’, que no será ‘Ney’, mejor sería gastarse el dinero en un buen central, que lo necesitamos y mucho. Bajar, tal vez, al segundo peldaño de la lista de los cerebros técnicos del Barça y, de fichar, hacerlo por alguien joven con proyección para el centro del campo, la banda o donde sea. Y, en caso de que el Barça quiera ser generoso, siempre podría dar algo de dinerito a la ONG Techo argentina, pues los 260 millonarios invitados a la boda de Leo Messi –entre ellos, vaya casualidad, estaban Neymar, Suárez, Puyol, Xavi, Agüero, Di María, Higuaín y Mascherano– solo dejaron en el cepillo ¡bendita vergüenza! 9.500 euros, lo que no da ni para diez casitas de gente sin recursos, cuando ONG Techo había hecho planes de construir todo un barrio cuando se enteró que Messi había pedido, como regalo de boda, un donativo para esa ONG. Son tan pobres, que solo tienen dinero.