OK en la Liga, problemas en la Champions

JUVENTUS FC VS FC BARCELONA

JI PAREDES

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El juego del Barça merece una lectura reposada. Con sus pros y sus contras. Destacando su competitividad pero echando en falta un juego más atractivo. No hay nada que reprochar a los resultados ni a la brillante clasificación en Liga y Champions. Pero de la misma manera que no podemos quejarnos, tampoco nos podemos engañar. De la mano de Valverde se ha convertido en un equipo resultadista. Defienden mejor que atacan. La deriva que ha sufrido el tradicional estilo Barça es incuestionable, ahora se impone el todo vale para ganar. No queda ni rastro del tiqui-taca de Guardiola, también se perdió el contraataque de Luis Enrique. Se sacrifica la táctica por la eficacia, el espectáculo brilla por su ausencia y los aficionados no se divierten como antaño.

Sería injusto criticar a Valverde. Hace bien su trabajo, saca el máximo partido a una plantilla que ha perdido talento con la marcha de Neymar y que acusa el paso de los años en algunos jugadores. Incluso es capaz de dejar a Messi en el banquillo sin que el argentino se cabree. Lo que hay que plantearse es si este equipo, con este juego, tiene margen de mejora, ya que de lo contrario puede sufrir en la parte final del campeonato. Este es nuestro temor. En la actualidad, el Barça parece un equipo de andar por casa, capaz de dominar la Liga pero con limitaciones en la Champions, tal y como se ha visto con los recientes empates ante Olympiacos y Juve. Cuando Ter Stegen se revela como el mejor, dice poco de un equipo en el que Paulinho tiene que hacer de Messi.

El Barça ya no tiene el cartel de mejor equipo de Europa desde el momento que ha perdido la seña de identidad, aquel tridente excepcional que era el temor y la envidia de los rivales. De la famosa MSN ya queda poca cosa. Messi cada día juega más retrasado consciente de que tiene que bajar a buscar los balones que no le llegan. Suárez está descolocado, lejos de su mejor forma y peleándose con su sombra. Y a Neymar, huido y triunfador en el PSG, se le echa mucho en falta a la espera de que Dembélé pueda aportar verticalidad al ataque. 

En el club son conscientes de que están pagando la mala programación de fichajes del verano. Falta talento en el centro del campo y pólvora en la delantera. Así se explica que la secretaría técnica, a pesar de los buenos resultados, busque afanosamente un refuerzo para dar mayor consistencia al equipo. Coutinho sigue siendo el candidato número uno aunque el precio de locos que exige el Liverpool enfría la negociación. Pensar en Özil es volver a las andadas, es un gato viejo cercano a los treinta que vive de las rentas del pasado.

La reflexión que nos planteábamos al principio nos lleva a la conclusión de que el Barça tiene equipo a nivel nacional para plantar cara al sorprendente Valencia, mantener alejado el Madrid y pensar que el Atlético no será rival de cara a la Liga. Pero si pensamos en la Champions, nos encontramos que a día de hoy el equipo de Valverde está por debajo del PSG de Neymar y Mbappé, del City de Guardiola y del resucitado Bayern de Heynckes.