No hay dinero para todos

El abrazo de Dani Alves y Marco Verratti

El abrazo de Dani Alves y Marco Verratti / PSG

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Debería empezar a escribir del y sobre el Barça, dado que Ernesto Valverde y sus chicos ya se han puesto en marcha. Sus chicos de siempre, nada nuevo, de momento, aunque el presidente Josep Maria Bartomeu insiste en que llegarán fichajes que ilusionarán. Espero que no lo diga por ese fantástico muchacho portugués al que nadie (perdón, perdón, estoy hablando de mí) conoce.

Y digo que empezaré escribiendo del Barça porque no quiero que al jefe se le atragante la playa y el sol, viendo que sigo en mis trece de escribirles sobre ‘las cosas de Emilio’. Pero, la verdad, tengo poco que contarles del Barça, a no ser la insistencia, por mi parte, de creer mucho en Valverde. Mucho. Algunos dicen que soy un ingenuo y que creo demasiado: yo siempre he creído demasiado en mis amigos y, la verdad, no me ha ido mal en la vida.

Si creo en Valverde, su gente, su grupo de técnicos, sus métodos, su manera de ganarse y dirigir el vestuario es porque, en el caso del Barça, es evidente que, a mi entender, es muy difícil, materialmente imposible, mejorar ostensiblemente el equipo, aunque puede que sí, que a la plantilla se le pueda dar un empujoncito de calidad. Y, por tanto, debemos de creer en el ‘método 

Valverde’.

Pero cuando repasas los números, las cifras, la economía del Barça y, sobre todo, algo de lo que nadie quiere oír hablar (entre otras razones porque se les cae el castillo de naipes), es decir, las fichas de escándalo, millonarias a tope de muchos millonarios, entiendes que el presidente explique que en caja solo hay 60 millones de euros para fichar y lo que se saque de las ventas, que, oído lo que he oído, serán miserias ¿verdad?

Si uno quiere pegarse el lujo (necesario, tratándose del Barça) de tener a cinco de los diez mejores futbolistas del mundo en su plantilla, se queda sin dinero para el resto. Iba a escribir para los demás. Y, sí, lo voy a escribir: para los demás. Y los demás, encima, se convierten en jugadores complementarios porque es imposible encontrar iguales o mejores que los que tiene. En el fondo, es lo mismo, idéntico, a lo que ocurre con la cantera. Piensan en la generación de Guardiola, de Xavi, de Iniesta y la gente se cree que va a salir otra, u otras, iguales o mejores.

Puede ser, sí, no digo que no, que la no llegada de Marco Verratti produzca una enorme decepción, desencanto, en la ‘gent blaugrana’, pero, por favor, ¿quién es Verratti? ¿con quién ha empatado Verratti? ¿qué ha ganado Verratti? ¿qué ha demostrado Verratti en el PSG perdedor, impotente? Vale, podría ser un buen, un gran refuerzo. Vale, de acuerdo, tiene ese puntito de juego culé, tal vez, sí. Pero, ¡por Dios!, esa escandalosa cifra de millones no tienen sentido alguno. Que se quede con el simpatiquísimo Dani Alves que se lo pasará en grande con él y su esposa Joana Sanz, que se ve que fue, dicen, quien dirigió a su chico hacia la ciudad del amor, eso, París, y no hacia la lluviosa Manchester.

Leo los periódicos, conecto la televisión, escucho la radio y leo, veo y oigo que siguen ganando los treinteañeros y me encanta, porque de eso está plagada la plantilla del Barça. Ahí está ese prodigio de la humanidad, del deporte, del tenis, que se llama Roger Federer, el tenista que todo el mundo quiere que gane, hasta Rafa Nadal, otro fantástico ‘treinteañero’. Veo a Lewis Hamilton y Sebastian Vettel peleando por el título mundial de F1, frente a los 19 fantásticos y explosivos 19 años del no menos velocísimo Max Verstappen, espero, pronto, la llegada a los estadios, en la que podría ser su última temporada, del inmenso atleta jamaicano Usain Bolt y tengo la sensación de que a otro de los grandes prodigios de la humanidad deportiva, el joven catalán Marc Márquez, le va a costar dios y ayuda derrotar 

a los ‘treinteañeros’ Andrea Dovizioso y 

Valentino Rossi.

Insisto, por supuesto, que quisiera que el Barça fichase a los cinco mejores jugadores Sub-21 del mundo. O a dos. O a uno. Pero me temo que sus gastos a nivel de fichas de plantilla le ha impuesto un tope de gasto. Ya hay, ya, quien dice que lo que deberían de hacer es venderse a Neymar, muchos, demasiados, olvidando, tal vez, que ‘Ney’ debería ocupar el rol de Messi cuando se vaya, si es que se va, si es que se retira, si es que se jubila. Así que estamos en manos de la ‘vieja guardia’ y, por supuesto, en manos de la sabiduría de Ernesto Valverde, que no es poca. Por eso creo, amigos, por eso creo.