Un error y solo dos dudas en 31 preguntas

El ‘debut’ de Valverde ante los periodistas se saldó, como estaba previsto, con un notable alto. El nuevo entrenador solo cometió un error (dijo Nou Camp en lugar de Camp Nou) y dudó en dos preguntas: los ‘privilegios’ de Neymar y sus negociaciones ‘exprés’ con el Barça. En ambos casos, tiró balones fuera. Se entiende en el tema del brasileño: no se va a meter en un jardín solo llegar. Más nervioso se mostró en el tema de su fichaje por el club blaugrana. En este sentido, Valverde fue esclavo de sus palabras: hace solo seis días dijo, en su despedida del Athletic, que no había contactado con ningún club y ayer aseguró que la primera vez que habló con Robert Fernández fue el lunes. Demasiado extraño para ser cierto. Pero es igual… No vamos a molestarnos por una pequeña mentira cuando nos han dicho otras (muchas) de muy gordas. La realidad es que Valverde convenció con su discurso suave, alejado del presunto liderazgo que esgrimió hace tres años Luis Enrique. Tampoco tiene nada que ver con la profundidad y trascendencia de Guardiola. Porque Valverde es lo que transmite: un tipo sencillo que se explica de forma sencilla. Eso sí, con una tremenda ilusión (imposible de disimular) por asumir el reto de su vida: entrenar al Barça. Y a Messi.

Futbolísticamente no profundizó, pero dejó claras dos ideas: hay que darle una nueva vuelta de tuerca al sistema y el tridente continúa siendo intocable. Valverde acaba de aterrizar y la plantilla la conoce solo desde la distancia. Debe fiarse mucho de Robert Fernández. Y esa es la clave. El director deportivo del Barça tiene un papel crucial en el futuro del proyecto. Él hizo los fichajes del pasado verano, la mayoría de los cuales no han funcionado. Él ha hecho el fichaje de Valverde. Y él debe volver a fichar este verano los tres titulares que necesita el equipo. Robert, otro hombre tranquilo como Valverde, está obligado a acertar en sus decisiones. Valverde le necesita.