LA OPINIÓN

El cuento de las vacas sagradas y las ovejas negras

Joan Vehils

Sin liderazgo. Hacía tiempo que uno no oía hablar de las vacas sagradas y eso asusta. Asusta, sobre todo, porque recuerda a la peor época del mítico Dream Team de Johan Cruyff o al desastroso final de Frank Rijkaard. El término vacas sagradas siempre aparece en situaciones límite para señalar a los más veteranos del equipo de falta de liderazgo. Sin estar tan mal como en esas dos etapas citadas, la situación empieza a ser preocupante. El desconcierto que ha creado el juego desplegado en el campo del Ajax ha levantado todas las alarmas y es inevitable comparar equipos y situaciones. Más allá de ganar o perder, la actitud, la falta de fe y la ausencia de pasión son los peores síntomas de un equipo. Espero y deseo que no aparezca pronto una oveja negra porque entonces la preocupación será máxima. Digo esto  porque, desde fuera, existe la sensación de que los jugadores todavía se mantienen unidos y no hay grupitos que dividan al vestuario. Si es así, que van todos a una, el problema tiene arreglo. Si, por contra, empiezan las divisiones internas, la situación puede ser ingobernable. A día de hoy, al Tata se le ha discutido el estilo y el juego pero se le ha aplaudido la gestión del vestuario. Puede que él vea algún que otro fantasma, pero no es así. No obstante, es ahora cuando Martino tiene que demostrar que es el verdadero líder y el único que manda en el vestuario del Barça. Si permite que las vacas sagradas le arrebaten algo de poder está muerto. La autogestión es pan para hoy y hambre para mañana...