Confundir La Roja con el Real Madrid

Después de tres días sin que nadie saliera a defenderlo, ayer por fin un jugador de la selección acudió al rescate de Piqué. Tuvo que ser precisamente Carvajal, el jugador que primero le insultó en las celebraciones y luego llamó a Gerard para disculparse. Ayer el lateral del Real Madrid fue respetuoso y dijo lo que habían callado el resto de sus compañeros: quien silba a Piqué silba a todos los jugadores. Mañana domingo Piqué vuelve a jugar con la selección, pero esta vez no habrá incidentes porque el partido es en Macedonia. Así de enrarecido está el ambiente que envuelve La Roja: solo son tranquilos los partidos que se juegan fuera de casa. 

El caso de Piqué es surrealista, porque es difícil encontrar un jugador más implicado con su selección y con una trayectoria internacional más intachable. La pregunta es fácil: ¿por qué le silban, entonces? Es posible que una parte del rechazo, orquestado por altavoces oportunistas, tenga que ver con su posicionamiento político. O mejor dicho, con el malentendido respecto a su posicionamiento: porque a pesar de que Piqué nunca ha dicho que sea independentista, su defensa del derecho a decidir ha sido malévolamente confundida con una adscripción al soberanismo. ¿Servirá el episodio para que se entienda por fin la diferencia entre un referéndum y la independencia? Pero aun así sus ideas no explican por ellas solas los silbidos.

Las últimas apariciones del central se han referido al Madrid, a Florentino y a la orientación de algunos medios. Curiosamente ha sido entonces cuando han resucitado los pitos. Porque quizás lo que irrita es que Piqué defienda al Barça y a sus colores. Quizás el problema no es político, o no solo político, sino también deportivo. Quizás es que algunos han vuelto a confundir a la selección con el Real Madrid. Hará falta volver a recordar que La Roja solo ha llegado a lo más alto cuando ha plagiado el estilo del Barça y ha tenido mayoría de jugadores blaugranas. Los desmemoriados que vayan a la hemeroteca.