El Barça demuestra que está vivo

Messi celebra su gol frente al Atlético (1-2)

Messi celebra su gol frente al Atlético (1-2) / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Pocas veces una celebración de un gol ha explicado tantas cosas. Si ante el Leganés la noticia fue la pasividad de Messi tras marcar de penalti el tanto de la victoria, contra el Atlético no hubo dudas: es difícil encontrar tanta concentración de felicidad, rabia y carácter como la que mostró el tridente, con el equipo entero detrás, tras otro gol de Messi que da tres puntos al equipo. Ya fue muy significativa la explosión que se produjo tras el primer gol de Rafinha, pero en el segundo vimos expresiones de alegría en la cara de los jugadores del Barça que solo suelen verse cuando marcan en una final de Champions. Las muestras de felicidad denotan que el partido del Calderón era vital y que los tres puntos conseguidos pueden marcar un punto de inflexión a partir del cual el equipo se reanime. El Barça llegó al Calderón tocado anímicamente y sale de él reforzado en su estado de ánimo tras varios días semidepresivo. Lo más trascendente del partido del Calderón es que deja claro que el Barça ha reaccionado, como demuestran las celebraciones de los jugadores. Pero no todo tuvo que ver con los biorritmos: el planteamiento valiente de Luis Enrique fue una sacudida en toda regla, muy arriesgada y con resultados desiguales, pero que tuvo la virtud de mostrar que algo diferente estaba pasando sobre el terreno de juego. El técnico asturiano se plantó con un casi temerario 3-4-3 en un día cumbre, una osadía propia de Cruyff, porque en el partido más crítico optó por moverse. Si en París Luis Enrique pareció paralizado, ayer estuvo activo desde el primer minuto y desde la misma pizarra. Ciertamente ayer no se evaporaron los problemas futbolísticos de golpe y el equipo fue dominado angustiosamente en la primera media hora de partido. Pero el Barça volvió a sacar a flote su brutal instinto de supervivencia y se fue adueñando del partido en la misma medida en que el Atlético se iba fatigando. El juego dista mucho todavía de ser lo reconocible que pedía Piqué esta semana pero el conjunto de Luis Enrique ha demostrado que está vivo, que ha recuperado el orgullo y que vuelve a competir.

COMPARACIONES. Como al Madrid, al revés que al Barça, no se le juzga por su fútbol, sino por sus resultados, podrá disfrazar su pobre partido en Villarreal, con otro empujoncito arbitral y doble rasero incluido: las manos voluntarias de Bruno contra el Barça no fueron penalti y sus mismas manos involuntarias ayer contra el Madrid sí terminaron en pena máxima. El escándalo arbitral no solo servirá para darle puntos, sino para desviar la atención de su fútbol raquítico.