Agustí Montal, un viaje de la dictadura a la libertad

Agustí Montal, expresidente del Barça

Agustí Montal, expresidente del Barça / sport

El ciclo de la vida nos sirve para recordarnos que el Barça es un club único. Ayer murió Agustí Montal, presidente del Barça entre 1969 y 1977, ocho años críticos en los que se construyó una parte esencial de lo que hoy es el club. En el currículum de Montal figurará para siempre, en letras de oro, que él fue el presidente que fichó a Cruyff, en parte porque tuvo la inteligencia de rodearse de la gente brillante que lo hizo posible. Porque si fichó a Cruyff fue también porque previamente había fichado a Armand Carabén, la persona clave en la operación, y a mucha otra gente influyente de la sociedad catalana. Pero el mandato de Montal será recordado también porque consiguió que se aceptaran extranjeros en la Liga y porque fue el primer presidente en reimplantar el uso del catalán en la vida interna del club: llegó a autorizar que se usara en la megafonía del Camp Nou cuando estaba prohibido, un 3 de setiembre de 1972 en un partido contra el Deportivo, un episodio que indignó a la autoridades franquistas, que tomaron represalias y ya no permitieron que se usara el catalán en las manifestaciones públicas del club hasta la muerte del dictador. Bajo el mandato de Montal el club ganó una sola Liga, pero fue nada más y nada menos que la de Cruyff, conquistada en un contexto político y social tan extremadamente hostil que vale por unas cuantas. Montal tuvo la enorme valentía de actuar como si la entidad ya estuviera en un país normal, con Cruyff en el campo y el catalán en la grada. Cogió un club ahogado por la presión de una siniestra dictadura y lo dejó preparado para vivir en libertad y democracia. El barcelonismo debe estarle agradecido eternamente.