BALONCESTO - NBA

Una nueva era en la NBA

Lejos quedarán las leyendas que de principio a fin encarnaban el sentimiento de una ciudad. El romanticismo ha muerto en la NBA. La fiebre del dólar ha dinamitado definitivamente el imaginario colectivo de una liga que cambiará su cara por completo

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Sergio Vera

"Yo en mis tiempos jamás me habría ido a los Lakers a jugar al lado de Magic Johnson”. Son palabras de Larry Bird en referencia a la llegada de Kevin Durant desde los Thunder a los Warriors uniéndose así a uno de sus grandes rivales por el anillo y a cambio de una generosa suma de dinero. Bird, uno de los grandes mitos de la NBA que durante 13 temporadas de su carrera juró amor eterno a unos Celtics que se convirtieron en leyenda. Nadie en su sano juicio era capaz de imaginarse a un icono como Michael Jordan fichando por sus odiados ‘Bad Boys’ de Detroit, a Karl Malone dejando los Jazz para unirse a los Bulls o a Hakeem Olajuwon con otra camiseta que no fuera la de unos Rockets con los que disputó 17 de sus 18 temporadas. En un mundo de multimillonarios había sitio para saborear un cierto aroma a romanticismo en la NBA que, tras las recientes retiradas de Kobe Bryant –20 temporadas en los Lakers– y Tim Duncan –19 campañas en los Spurs– pierde a los dos grandes emblemas que mantenían todavía en pie esa idea de amor eterno a una camiseta, a una ciudad, a un sentimiento. Nowitzki (18 temporadas en los Mavericks), y Parker y Ginobili (15 y 14 campañas en los Spurs, respectivamente) son los últimos tres guardianes de esta estirpe tan especial. Hoy, el poder del dólar ha tambaleado los cimientos de un mundo que simplemente abre una nueva era. El verano de 2016 ha cambiado el mapa de los referentes en una liga en el que el nuevo marco económico ha detonado el imaginario colectivo de los aficionados. 

EL CONTRATO TELEVISIVO

La firma del nuevo contrato en 2015 entre la NBA y las cadenas TNT, ABC y ESPN ha dinamitado el mercado de una liga ahora rebosante de dólares. El acuerdo alcanza un valor de 24.000 millones durante los próximos 10 años o, lo que es lo mismo, un total de 2.600 millones por temporada, algo que simplemente triplica los ingresos de cada equipo en esta última campaña. Una cifra que directamente repercute en un aumento del límite salarial de las franquicias que en tan solo dos años (de 2015 a 2017) verán como su capital para absorber los contratos de sus jugadores pasa de los 63 a los 94 millones de dólares por temporada. 31 millones de dólares más para acceder o blindar estrellas que antes parecían inalcanzables. Se trata de una cifra tres veces mayor que la registrada entre 2005 y 2015 cuando se pasó sin pausa pero sin prisa de los 49.5 a los 63.2 millones. Ahora, el tsunami económico que experimenta la competición ha permitido que las grandes estrellas tengan un amplio abanico de posibilidades para aterrizar en numerosas y diversas franquicias capaces de ofrecer contratos astronómicos jamás imaginados hasta la fecha. El verano de 2016 y 2017 estaba marcado con cruz por jugadores y agentes conocedores que los nuevos precios de mercado les permitirían acceder a cuantiosos acuerdos incluso para aquellos jugadores que no gozan del ‘status’ de gran estrella. Sin ir más lejos, en las primeras 96 horas de mercado en la agencia libre (del 1 al 4 de julio), la liga comprometió un total de... ¡3.000 millones de dólares en salarios! Sin embargo, lo que en principio puede parecer algo positivo puede convertirse en un auténtico caos. Un mundo irreal de millones donde el gran bazar de la agencia libre acabe provocando que muchos jugadores no estén a la altura de sus contratos comprometiendo el futuro de la liga y haciendo que este nuevo ecosistema sobredimensionado haga que el mercado explote.

CAMBIO DE CARA

La nueva era la encarna la figura de un Durant que sorprendió a todos dejando atrás 8 años en unos Thunder de los que era santo y seña, deseosos por renovarle. Sin embargo, el alero acabaría alcanzando un acuerdo con uno de sus grandes rivales con Stephen Curry al frente: Golden State Warriors. ¿Tienen la culpa los 54 millones de dólares que percibirá en los próximos dos años? No del todo. Sus ansias de ganar un anillo han pesado para unirse con el candidato más fuerte. Pero verle con la camiseta de los Warriors era algo simplemente impensable. Ya no. El ‘caso Durant’ no es más que la punta de un iceberg en una competición en la que las caras visibles de muchas de las franquicias vestirán la temporada que viene elásticas de otros equipos. Probablemente existan más intereses que el poder del dólar pero, con permiso de Quevedo, está claro que “poderoso caballero es Don dinero”. Este verano pasará a la historia por haberse firmado el contrato más alto jamás visto. Conley es el afortunado, habiendo comprometido 153 millones de dólares para los próximos 5 años con los Grizzlies. La ‘fidelidad’ del base contrasta con la ‘fuga’ de otras figuras como Wade quien tras 13 temporadas en los Heat, cambia Miami por Chicago (47 millones en dos temporadas), Al Horford deja Atlanta por Boston 9 años después (113 millones por cuatro años), Derrick Rose se pasa de los Bulls a los Knicks tras 7 años en Chicago (asumirán los 20 ‘kilos’ de contrato que le quedan) o Noah, que hace idéntico camino por 72 millones en los próximos 4 años. Y esto es solo el comienzo... Los nuevos millonarios se abren paso.