Albert Llovera: "Al organizador no le gusta que corra el Dakar"

Este andorrano de 48 años, que se ha pasado los últimos 30 en una silla de ruedas, víctima de un accidente de esquí en Sarajevo, terminó la carrera al tercer intento

Albert Llovera acabó el Dakar al tercer intento

Albert Llovera acabó el Dakar al tercer intento / sport

Josep Viaplana

Usted hace charlas explicando sus vivencias, su dilatada experiencia. ¿Qué les explicará del Dakar?

Que es un ejemplo más de que por muy duro que sea cuando uno se propone hacer las cosas están a su alcance. Que en esta vida nadie te regala nada, pero también que nadie me ha puesto una pistola en la cabeza para ir, sino que uno tiene que aceptar nuevos retos con la máxima ilusión y determinación.

El hecho de que haya acabado el rally más duro del mundo es un ejemplo de que uno puede conseguir sus objetivos  cuando se lo propone, ¿Sin barreras?

Nunca pensé que era imposible. Había mucha gente que me decía que iba a ser durísimo porque la organización parece proponerse que no acabe ni el cincuenta por ciento, pero desde el primer momento he tenido una mentalidad positiva para superar los problemas. Me encuentro gente que me pregunta, constantemente, si lo dejo, pero es algo que ni me pasa por la cabeza. Vengo aquí sabiendo que esto es lo más duro del mundo y pongo todo lo que hace falta para superarme.

¿No hay momentos en los que piensa que hago aquí?

Sí, por descontado. Nunca llegué a descansar bien y eso fue lo peor. Cuando me bajo del coche lo ideal sería ir a la ducha, pasar por el fisio, que no tenía, comer y descansar. Mi panorama era diametralmente opuesto. Cuando bajaba del coche tenía que ir al hospital para cuidados y revisión médica, comer, ducharme y descansar, pero mis desplazamientos dentro del campamento se hacen muy complicados y este año se me ha hecho más difícil la vida dentro del bivouac. La organización, por otro lado, tampoco me ha dado ninguna facilidad. El equipo estaba situado entre las asistencias de Peugeot y Mini, muy lejos de todo, casi a un kilómetro de dónde se comía. En el Mundial de Rallies, al contrario, los organizadores me ponían al lado del catering para minimizar el problema de los desplazamientos. Es la diferente calidad entre unos y otros.

¿Falta sensibilidad?

Sensibilidad y alguna cosa más. No les gusta que corra.

No les gusta. ¿Por qué? ¿A quién?

A Etienne Lavigne, el gran jefe. Desde el primer momento, supongo que por seguridad, ya que entiende que es un riesgo. De todas formas, el riesgo existe en cualquiera de los que estamos ahí y se aumenta en etapas en las que metidos entre el fesh-fesh, sin ver nada, convivimos motos, coches y camiones. Un día pasará una desgracia, pero hasta entonces no lo cambiarán y hay cosas que no hace faltan que sean así para mantener la etiqueta del rally más duro del mundo.

¿Dónde le pesan más sus limitaciones?

El Dakar que es más complicado es el del campamento. Cuando llego, me bajo del coche y debería descansar se convierte en un momento de tormento. Me tengo que desplazar por un tipo de terreno que es de arena o barro y este año apenas he podido utilizar la moto que utilizo para tirar de la silla de ruedas porque me enganchaba en todas partes. Ir al baño, la ducha… la hora de dormir, es otro Dakar que la gente no se puede imaginar y que te impide descansar. Ojalá pudiera llevar una caravana adaptada, mi propio apartamento, pero es muy complicado porque entonces es muy caro.

Dice que no es bien recibido por la organización, pero le aseguro que entre los pilotos es un héroe. Del primero al último.

A medida que vas pasando las etapas ves como la gente cambia de opinión con respecto a ti. Cuando empieza el rally los que no conoces te miran con cara de incredulidad, se preguntan qué haces ahí, pero después todos se interesan y animan. Incluso jefes de equipo importantes se han acercado y me han dicho ‘mis pilotos solo hablan de ti, que lo sepas’.

¿Qué es lo que encuentra usted en el Dakar que a pesar de todos los inconvenientes quiere repetir?

Es lo que toca ahora. He corrido en circuitos, rallies y el siguiente paso para continuar en activo era el Dakar, ya que es el sitio en el que puedo dar más rentabilidad a mis patrocinadores. Mientras me guste, disfrute y salgan los números ahí estaré.

¿La familia pone el freno a tu ímpetu?

Están muy contentos de cómo ha ido todo. Mis padres, de hecho, se han divertido este año más que yo puesto que gracias al despliegue de los medios se han enganchado a la carrera y me han podido seguir con cierta proximidad. El wasap familiar sacaba humo cada día.