La reacción de Osasuna se queda a medias ante un Eibar sin pegada

Lluís Payarols

Lluís Payarols

Osasuna fue de menos a más y el Eibar, a la inversa. Al final, un punto para cada uno en un partido que ganó intensidad en los últimos minutos y en el que los de Mendilibar pagaron su falta de pegada antes del descanso.

El Eibar lo intentó casi todo en la primera parte pero se estrelló en Sirigu. El portero italiano de Osasuna se hinchó a paradas ante el bombardeo de los armeros, capitaneado por el japonés Inui, quien vivió una pesadilla en El Sadar.

Hasta tres veces probó fortuna el nipón desde fuera del área y hasta tres veces encontró la misma respuesta. Sirigu fue infranqueable, como también en los primeros minutos cuando Arbilla intentó sorprender con en un envenenado centro-chut.

El colista resistió el asedio de un Eibar que necesitaba los tres puntos para seguir soñando con Europa. En Pamplona, las esperanzas se desvanecen por momentos, por mucho que Sirigu resista. Las llegadas rojillas en la primera parte eran contadas y sin poner en aprietos a Yoel. La lectura del partido era la esperada, pero a los de Mendilibar les faltaba acierto.

Conato de reacción

Sin embargo, en la segunda parte Osasuna pareció despertar. A la contra, eso sí, con una aparición de Sergio León, quien se quedó sin ángulo ni fuelle y disparó a las manos de Yoel. En el otro campo, Inui seguía maldiciendo su poca fortuna porque cuando no era Sirigu, era Oier quien evitaba bajo palos que estrenara el marcador.

Mendilibar decidió sentar al japonés dando entrada a Rubén Peña, mientras que Vasiljevic buscaba más frescura en el centro del campo con Fran Mérida en lugar de un gris Causic. Osasuna volvió a inquietar con Sergio León, obligando a trabajar a Lejeune. El Eibar daba la senmsación de perder fuelle, pero lo recobró con un cambio de aquellos de llegar y besar el santo.

Oportuno Kike

Adrián González dejó su puesto a Kike García y este envió a la red de Sirigu la primera pelota que tocó, tras una jugada por la banda de Ander Capa. El Eibar se adelantó con poco más de un cuarto de hora por delante.

El Sadar se mosqueaba. Y aún más cuando Vasilijevic se llevó la gran pitada retirando del campo a Sergio León e introduciendo a Clerc. Más de uno lamentó después la pitada y la cambió por ovación, porque la entrada del catalán revitalizó a los rojillos y lo cambió todo. Un taconazo de Fran Mérida a Jaime Romero acabó con un envío de este al segundo palo, donde estaba Kenan Kodro con la caña a punto.

A la desesperada

Otra vez empate en el marcador, preludio de los mejores momentos de los pamploneses. Raoul Loé desafió con un testarazo a Yoel y poco después hizo lo propio Oriol Riera, sustituto de Fuentes, con la misma respuesta del meta armero.

Osasuna se convirtió en dominador en los últimos instantes, con un Jaime Romero crecido, pero el empate no varió. Un punto que no sirve a nadie pero que anímicamente puede satisfacer algo más a los rojillos, dentro de su complicadísima situación.