MI VERDAD

La teoría de la conspiración como discurso de Bartomeu

Bartomeu, en el plató de '8aldia' esta noche

Bartomeu, en el plató de '8aldia' esta noche / JOSEP MARIA AROLAS

Josep Maria Casanovas

UN PRESIDENTE PREOCUPADO. Serio, triste, disgustado y apagado. Así vimos anoche al presidente Bartomeu en su cara a cara con Josep Cuní. Era su primera entrevista como imputado y su mensaje de entrada fue claro: “Se ha traspasado la línea roja. Esto es un ataque al Barça. No lo vamos a consentir. Tenemos que defendernos”. Hasta aquí compartimos al cien por cien su punto de vista. El problema es que luego insistió en unos argumentos que ya utilizó en el caso FIFA con mal resultado. “El Barça no ha hecho nada mal. Neymar costó 57 millones. A ciertos poderes del Estado no les ha gustado que Neymar fichara por el Barça”. Es decir, volvió a la teoría de la conspiración, a las manos negras, al victimismo político. No hizo ninguna autocrítica e insistió que volvería a hacer lo mismo para fichar al crack brasileño. Bartomeu llevaba un discurso aprendido y nunca se apartó del guión. Por este camino es difícil ganar el pleito a Hacienda. Si repite esta declaración el viernes 13 ante el juez Ruz, el caso seguirá adelante. No acepta errores y solo habla de interpretaciones, de facturas políticas. La verdad es que esperábamos una declaración más transparente, con más datos y pruebas. Bartomeu tiene razones para dudar de la justicia, pero lo que no puede hacer es culpar de todo al enemigo, a los poderes del Estado, y más si luego reconoce que solo son indicios y que no tiene pruebas.

EL FICHAJE DE SUÁREZ FUE OTRA COSA. Sin querer citar nombres, sin querer comprometerse cuando Cuní le pidió que concretara en torno a sus acusaciones anónimas, lo cierto es que Bartomeu vino a decir que todo esto les había pasado por fichar a Neymar cuando también lo quería otro club que ofrecía más dinero. Hasta aquí llegó. Este puede ser el fondo del caso. Pero el problema es que en las formas (necesitaron ocho contratos para fichar al brasileño) algo se hizo mal y esto no se quiere reconocer. Insistir a estas alturas que el fichaje solo costó 57 millones no se lo cree nadie cuando se llevan desembolsados más de 80. El gran error fue no reconocer desde el principio todo el montante de la operación, padre incluido, sino todo lo contrario. Se presumió del precio del fichaje. Un año después, con la contratación de Luis Suárez, las cosas se han hecho de otra manera, es decir, bien. Se firmó un solo contrato, se pagó directamente al Liverpool y se comunicó el coste, 81 millones. Si desde el primer día se llega a decir con claridad el coste real de Neymar, el club se hubiese evitado todo este pleito.